domingo, 26 de abril de 2009

Cuando las ranas críen pelo...

... es decir nunca. Hay cosas imposibles de que ocurran, nunca las podremos esperar. Bueno pues resulta que han operado un riñón por el ombligo, que hay trenes que van por debajo del mar y que dentro de poco será posible regenerar las células dañadas del corazón.

El proyecto de construir una especie de ascensor a la Luna está estudiado y resulta viable. Sorpréndase, esperen lo imposible, lo ilógico, estén preparados para lo increíble por más inverosímil que parezca. De hecho, todos los días hay una ocasión para aceptar algo que se escapa a nuestras categorías mentales. Los niños son maestros en eso y deberíamos guardar la capacidad de sorpresa que ellos tienes.

En una ocasión leí una esquela que decía que a la difunta en cuestión le había sorprendido la muerte a la edad de 92 años y me pareció maravilloso el pensar así. Por cierto, han descubierto unas ranas que crían pelo, la trichobatrachus robustus, de 11 cm. que vive en los bosques húmedo tropicales de África y que es considerada como un manjar en ciertos países africanos. Vive en el medio terrestre y tiene el lateral del tronco y las patas traseras llenas de pelo duro. Se cree que ese pelo aporta más oxígeno a la piel de la rana. ¿Sorprendente?.

Lo mejor de todo es que eso no es lo más sorprendente de esta rana. Los renacuajos tienen afilados dientes y son carnívoros. Y las ranas adultas tienen garras retráctiles que no tienen salida al exterior así que si estas ranas se sienten amenazadas y tienen que sacar las uñas, éstas rompen la piel.

En el Reino Unido, en lugar de decir cuando las ranas críen pelo, se dice cuando un cerdo pase volando pero desconfíen que igual mañana vemos un gorrino volando plácidamente a 10.000 metros de altura...


domingo, 19 de abril de 2009

La casualidad nos salvará

Cuánto debemos agradecer al azar, a la casualidad y también al esforzado trabajo cotidiano. Yo solía trabajar en un laboratorio muy desordenado y en unas precarias condiciones pero nunca me desanimé. Siempre me gustó dar clases pero decidí dedicarme a investigar tras ver cómo morían los soldados en el frente de la Primera Guerra Mundial.

Me dediqué a observar las bacterias durante años pero esa mañana no debía haber ido a trabajar. Me encontraba realmente mal, congestionado, con dolor muscular, fiebre y algo de tos. Tenía una gripe en toda regla y hacía un día frío pero la perspectiva de quedarme en casa aburrido tampoco me era muy apetecible. ¿Saben esa sensación de tener la nariz taponada y goteando continuamente?.

Eso era lo que me ocurría a mi así que no fue difícil que las muestras que estaba investigando se mancharan con mi propia mucosidad. Lo que empecé a ver fue realmente sorprendente. Las bacterias desaparecían ante el contacto con el moco. Después de todo, no iba a estar del todo mal que me hubiera pillado aquel gripazo. Probé también con la saliva y el resultado fue el mismo. Había descubierto las lisozimas, nuestras protecciones naturales frente a la infección.

Años más tarde, cogí unas vacaciones y ya les he dicho que soy muy desordenado y despistado. Antes de las vacaciones me dejé sin tapar un cultivo bacteriano y, a mi vuelta al trabajo, una mancha gris lo cubría, haciendo retirar las bacterias. Se trataba de un hongo, el hongo penicilino, uno de los inventos que revolucionaron el siglo XX y que sentó las bases para la mejora de las condiciones de vida y de la salud.

Para ello, tuve que huir a Estados Unidos, dado que la Segunda Guerra Mundial no me permitía realizar mis investigaciones en mi país, el Reino Unido. Lo que no sabía era cómo transportar, a Estados Unidos, ese hongo sin que muriera y teniendo en cuenta que tenía un largo viaje en barco por delante. Decidí impregnarme todo mi equipaje, todas mis maletas y posesiones con el hongo. No sólo me aseguré que el hongo llegara a Estados Unidos sino que durante el viaje yo no enfermé de nada aunque no pude hacer muchos contactos con el resto del pasaje que me miraba un poco raro.

Todo esto no lo pude hacer sin el trabajo y los recursos de mis colegas Chain y Florey dado que yo no tenía ni los medios ni el dinero suficiente. Soy Alexander Fleming, el científico que mejor supo aprovechar las casualidades. Recibí por ello el Premio Nobel en 1956 junto con Chain y Florey y nunca consentí patentar mi descubrimiento. Las malas lenguas dicen que nunca me pareció correcto aprovecharme de las casualidades o del desorden con el que acostumbraba a trabajar...



domingo, 5 de abril de 2009

La inmediatez que te da vivir fuera de tu país

Cuando uno es un niño todo lo quiere aprender. Recuerdo cómo, recién adquirida la capacidad de leer, iba leyendo todos los anuncios de la calle, de las paradas de autobuses, de los cines y teatros. Cuando uno es un niño, tiene una curiosidad innata. Todo lo tienes que probar, tocar, preguntar, todo es una sorpresa y una fiesta.

Ese interés, esa novedad que supone el no comprender la realidad se va apagando poco a poco a medida que vamos entendiendo los telediarios, los periódicos, las películas, la historia, tu ciudad

Cuando uno sale fuera de su país, sin embargo, esa sensación vuelve a aparecer en los primeros meses de la estancia. De repente, uno se dedica al turismo como rutina, relaciona los puntos de la ciudad que va conociendo, está atento, conoce sitios interesantes donde comer y los recuerda, esa iglesia, el mercadillo de dos calles más abajo y la tienda que le comentaron. Cuando uno sale al exterior, a un ámbito distinto, ha de ir reconstruyendo sus rutinas y, por un tiempo, vuelve a ser ese niño que parece que no va a volver a vivir el jueves que acaba de pasar.

¿Qué ha estado todo el día paseando y está cansado? No importa, ha de ir a la siguiente esquina y comprobar que allí está esa panadería francesa que le recomendaron.

¿Qué hoy hace mal tiempo? Abríguese porque debe ir a conocer el parque del que le hablaron. Quizás mañana no podrá visitarlo porque debe aprender otra historia, otro lugar, más lejos, sin pereza, sin descanso, al menos hasta que la novedad deje de serlo, al menos hasta que su nuevo ámbito no sea tan distinto. Pregunte, lea todos los carteles como cuando era pequeño, entérese de todo hasta que, poco a poco, comprenda la sociedad donde está viviendo.

Así es vivir en el extranjero, te da inmediatez, de querer saberlo todo ya, de querer visitarlo todo ahora para poder comprender donde está viviendo uno. Manténgase alerta, aprenda, muévase hoy mejor que mañana y ayer mejor que hoy...

miércoles, 1 de abril de 2009

Resultados de la encuesta febrero 2009

Estadística.

(Del al. Statistik).

1. f. Estudio de los datos cuantitativos de la población, de los recursos naturales e industriales, del tráfico o de cualquier otra manifestación de las sociedades humanas.

2. f. Conjunto de estos datos.

3. f. Rama de la matemática que utiliza grandes conjuntos de datos numéricos para obtener inferencias basadas en el cálculo de probabilidades. (Diccionario de la Real Academia de la Lengua).


Para mi es la ciencia que yerra cada vez que hay elecciones políticas pero puede que esté sacando "una inferencia basada en el cálculo de probabilidades" y que me esté equivocando, así que mis respetos a los estadísticos. Ya están aqui los resultados de la encuesta del mes de marzo y gana por goleada "¿Y si...?" con dos votos y un 50% de los mismos frente al 25% reunido respectivamente por "El optimismo de vivir fuera de tu país" y "Vulcano, Venus y Marte". ¿Y a mi que, una vez más, el que más me gustaba era el faro perdedor, "Todos somos sinestésicos"?. Ya está abierta la próxima encuesta, gracias a todos por participar.