domingo, 20 de marzo de 2011

¿Son necesarios los políticos?

Bien, entiendo que la pregunta formulada así ya es tendenciosa. Es como cuando tu pareja te dice: "¿No se te ocurrirá comprarlo, no?" o "¿verdad que Pepe es un poco pesado?". Hombre, formuladas así las preguntas sólo cabe una respuesta. Y el propio hecho de plantearse si son necesarios los políticos hace que no lo sean, si nos planteamos si son necesarios es que estamos empezando a pensar que ya no lo son, o al menos, comienzan a dejar de ser necesarios.

Obviamente, los necesitamos. La democracia es el menos malo de los sistemas y parece que, si hablamos de política, de sociedad, de Administración, debemos conformarnos con lo que tenemos. No es tan malo, en lugar de pensar qué bueno es lo que hemos conseguido gracias a nuestros gobernantes. 

Me surge la pregunta ya que, en los últimos tiempos, he visto demasiadas meteduras de pata sin ninguna consecuencia, dando igual si hacemos bien o hacemos mal. Un consejero que ha de gestionar y ser un experto en transporte público negando la existencia del metrobús. Un presidente que aplaude la democracia en los países árabes y, por otro lado, soporta y gestiona como puede la relación con uno de sus principales vecinos, Marruecos, ignorando o no queriendo ver realidades poco democráticas.  No sigo, no pretendo criticar a nadie.

Hay un concepto en las relaciones internacionales, la realpolitik, que lleva a estos sinsentidos, a justificar cosas injustificables o a vestir la verdad con excusas poco convenientes. Políticos en coches oficiales, con gastos de representación, conversaciones radiofónicas y lecturas de prensa y dispuestos a solucionar los problemas que sean. Da igual que hoy hablemos de terremotos y mañana de crisis financieras, el político ha de saber de todo, tener respuesta y solución para lo que se presente, por más que sea un tsunami o apoyar una revolución contra un cruento dictador con el que, a su vez, mantengo importantes negocios. Superhombres y supermujeres que compatibilizan ser secretarios generales de partidos políticos con ministerios o candidaturas a elecciones autonómicas, qué capacidad señores y a mi a veces no me llega con 8 horas al día en mi trabajo para hacer frente a todas mis responsabilidades...

Y cada vez más lejos de la realidad, del día a día. Ya no es que no sepamos el precio de un café porque, probablemente, soy invitado a café a diario, es que tenemos la creatividad atrofiada por tener una legión de asesores dispuestos a no decirme no, a conseguir lo que me proponga por más que sea ridículo. Existe en España un denominado síndrome de la Moncloa que consiste en que los presidentes cada vez se encierran más en su propia forma de ver las cosas, despegándose de la realidad a medida que transcurren sus años en el poder por el hecho de no encontrar a nadie que les diga que no y eso es precisamente lo que les acaba venciendo. 

El problema es que ese síndrome se debe dar en cada diputado, en cada alcalde o presidente de Comunidad Autónoma, el poder emborracha y no está mal pagado.  Reconozco que hay políticos que son héroes, que tratan de arreglar problemas con valores. Son aquéllos,  una minoría, que no se separaron aún de la calle, de la realidad, humanos y cercanos. 

En fin, ¿son necesarios los políticos?. Supongo que lo que necesitamos es una forma de organizarnos, de buscar el bien de todos, del conjunto, por encima del bien individual. Y ahí debemos contar con unos líderes, los políticos. Dicho esto, necesitamos listas abiertas en las elecciones,  para votar a personas y no a bloques. No todo es blanco o negro, el gris también existe. Precisamos la obligatoriedad de que todo aquél que ostente un cargo público tenga un período de 8 años máximo  en el mismo e imposibilidad de ostentar otro cargo público o político en los dos siguientes años.  Salir de la zona de comfort es algo recomendable, mucho más tras 8 años en el poder. 

Necesitamos que usen el transporte público para ir a sus puestos de trabajo, que tengan sueldos que les permita vivir bien y créanme que 7000 euros al mes está muy bien.  Claro que necesitamos políticos pero que concilien su vida profesional con la familiar y personal, sin mitines los fines de semana o viajes y reuniones desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche, sin tiempo para la reflexión o el análisis serio y dando bandazos, ayudando a bancos sin distinción y restringiendo déficits por moda o imposición precisamente por no tener tiempo para la reflexión.

Necesitamos políticos sí, pero que sepan idiomas,y tengan una cierta empatía con otros líderes como cualquier cajero del Mercadona que para llegar allí le han exigido una determinada formación y ciertas capacidades. En fin, necesitamos políticos pero con ciertos requisitos y también necesitamos no esperar todo de los políticos, que tengan un poco menos de presión de la sociedad y los medios de comunicación. Que no estén obsesionados por la imagen que dan en lugar de por lo que dejan de realizar, que entendamos que se pueden equivocar porque son humanos. En España hay tres temas de los que mejor no hablar, fútbol, religión y política. Siento haber escogido uno de ellos, les prometo que de fútbol y religión no hablaré. Buena semana.

jueves, 17 de marzo de 2011