Cuándo naces, dónde y por qué, no eliges tus padres, el clima, el número de hermanos ni la posición que ocupas. Lo siento pero no escoges la persona que amas, ni cuántas veces comes o el tipo de horario que vas a tener.
Te dan hecho las enfermedades que tendrás así como los avances médicos que te encontrarás, tus amigos, el euribor o los posibles tumores cerebrales, no decides adónde viajar o tu renta per cápita o PIB. No tienes elección en cuanto a tus depresiones y éxitos, tus errores o aciertos, tus futuros o el número de hijos que vendrán, si es que vienen.
Ignoras si serás alto o bajo, cuándo morir o qué día será el que te cambiará la vida, no tienes opción sobre el tipo o tamaño de tu cama ni sobre los lenguajes que emplearás, no controlas tus oportunidades ni te aseguran tus sueños o pasiones.
No puedes determinar cuándo te tocará la lotería, si vives de día o de noche, si vas o vienes, si eres judío o zurdo, militar o tenista, si tienes un accidente o permaneces tranquilo pero al menos siempre podrás jugar, crear tu propio espacio y crear la diferencia. Míralo.