domingo, 25 de marzo de 2012

Zugzwang

Cada día es un puro error. Mi trabajo consiste en eso, en errores, registrarlos, contarlos, clasificarlos y estudiarlos. Todos los errores del programa. Trabajo en el centro de Microsoft que recibe los informes de error que da el programa Windows, en sus distintas versiones e idiomas, los errores están por todas partes.  Cuando usted decide enviar el informe del error en lugar de desechar esta poibilidad, ahí estoy yo, al otro lado, trabajando sobre el error... Sé que muchos de ustedes no confían en que eso sirva de algo, es mi trabajo, los errores de sus programas. No es mucho ni muy importante, un error no tiene por qué serlo...

Quizás no sea una casualidad que sea el hijo de Renato Cesarini, ese genial delantero italiano que se hinchó a marcar goles en los últimos minutos de los partidos.  Tal era su habilidad que dio lugar a la expresión "la zona Cesarini", aquel espacio de tiempo, en los últimos minutos de los partidos, en los que las defensas, cansadas y un poco más relajadas, cometen errores de concentración y son más susceptibles de recibir un gol. Ya ven, siempre he pensado que los errores no tienen por qué ser algo negativo.

En el fondo, mi padre Renato no hizo sino reflejar lo que la familia siempre ha pensado. Ya su tatatarabuelo Alessandro Salvio creó el concepto Zugzwang, para referirse a aquella posición en ajedrez en la que, hagas lo que hagas, muevas la pieza que muevas, vas a pasar a estar en una situación peor y es que, a veces, es mejor no moverse porque cometerás seguro un error. Ya ven, en la familia siempre sacamos provecho de los errores ajenos. 

No se piensen que somos ventajistas o aprovechados. Deténganse un momento y piensen. El error es bueno. Mejor no cometerlos pero, ya que se comenten, mejor convertirlos en un acierto y aprender de ellos. De otra forma, el mundo no habría avanzado ni un milímetro en sus más de dos mil años de historia. Feliz semana.

domingo, 18 de marzo de 2012

Ya tengo el iphone 4S.

Duo Core, MacOs X, 16 gb, blanco, sí ya tengo el Iphone y en mi mundo aparecieron palabras como whatspp, víber, skype, facetime, mándame un correo. Sí sí, ya estoy localizable las 24 horas del día, incluso puedo mandar fotos de donde estoy. Ya tengo el ansiado iphone y ando despistado andando por las calles. 

¿Qué tiempo hace en Hanoi?. Ay voy a verlo. Y cuidado no tropieces con esa chica que te cruzas en la calle y que va tan distraída como tú. Perdonad un segundo que tengo un whatssapp... Ya ha pasado una semana desde que tengo el iphone y, sin negarle la maravillosa utilidad que tiene, no le logro sacar más cosas. El juego de tenis no está mal pero empiezo a cansarme...

Por ahí que no soy tan joven como me pienso, que le veo una utilidad práctica indudable pero ya está. Me da a mi que ser viejo es ir perdiendo el interés por las cosas, no estar abierto a nuevos cambios y realidades. Me da a mi que alguien más joven le va a sacar mucho más rendimiento al Iphone 4S. El control por voz no está hecho para mi, ¿cómo se quita el corrector de textos?. Qué rollo los contactos, resulta que di de alta con la misma cuenta itunes el iphone de mi jefa y el mío y ahora compartimos contactos, si meto el teléfono de mi madre, lo tiene ella y yo el de su cuñado que vive en Hamburgo. Y lo peor es que no sé cómo arreglarlo oiga. 

Sí si ya tengo el Iphone 4S pero no creo que le esté sacando todo su jugo y, en cambio, me ha trastocado un poco mi vida diaria. Y me doy cuenta que si esta maravilla me hubiera caído con 20 años menos, no pensaría así y que, cuando tenga 70 años y hayan inventado la película personalizada yo lo que querré será ir al viejo cine de barrio a ver la película en pantalla grande. Y es que, hasta ahora, había oído hablar de la obsolescencia programada de los electrodomésticos y otros inventos tecnológicos pero lo que nadie me ha explicado es que también nosostros tenemos una obsolescencia programada. Maldito tiempo, cómo pasa de rápido.

Me cojo el manual de instrucciones del Iphone, decido luchar y no vean por cierto las fotos que hace, una maravilla oiga, se lo recomiendo, sigan luchando...

domingo, 11 de marzo de 2012

Las alternativas al big bang

Soy Jules Grimond, juez de la Corte número 1 de Ginebra. Mi existencia ha sido buena, apacible y tranquila, bueno todo lo tranquila que puede ser la vida de un juez.  Mi madre, al terminar la Universidad del pequeño cantón suizo de Argovia me preguntó: ¿por qué no eres juez?. 

La hice caso y, tras algunos esfuerzos, estudios y exámenes conseguí mi plaza en Ginebra. Ser juez en Suiza es algo muy tranquilo, disfrutamos de los niveles de delincuencia más bajos del mundo. Aqui siempre hemos sido neutrales, en las dos Guerras Mundiales y en la Guerra de los Cien Años, aqui se creó la Cruz Roja y tenemos la sede de numerosas organizaciones internacionales. Suiza es  un lugar muy tranquilo para un juez.

Así de cómoda era mi existencia hasta que llegó el caso más importante hasta la fecha que he tenido que resolver. Es un expediente de miles de folios, alegaciones y con unas implicaciones que nunca alcanzaré a comprender en su totalidad. Soy el juez que ha de resolver el caso del acelerador de partículas. Entiéndame bien, no es que el vigilante de seguridad se volviera loco y decidiera asesinar a su compañero una noche ni tampoco es que haya habido un acuchillamiento entre científicos enfrentados por sus teorías e investigaciones, no. 

Mi problema es que tengo que decidir entre cerrar el acelerador de partículas por poner en peligro a la humanidad en su conjunto, a la actual y a la futura o, por el contrario, permitir su funcionamiento, asumir el riesgo y ver si logramos sacar algo en claro de nosotros mismos. Si me equivoco, tendré sobre mis espaldas el peso del fin de la humanidad pero, a la vez, puedo ser el juez que prefirió arriesgar y permitir que nos acercáramos a la solución de todo, incluso desvelar o no la existencia de Dios aún a riesgo de crear un agujero negro que lo engulla todo, la humanidad y el universo entero. 

Para eso cuento con un instrumento realmente débil y poderoso a la vez, abstracto cuanto menos, no es nada material, es algo que llamamos ley pero que no sabemos realmente mucho sobre él. Dicen que se podrían descubrir hasta 11 nuevas dimensiones de ser exitosos los experimentos que otros me piden prohibir. ¿Qué hago?. ¿Permito el mayor logro de la humanidad?. ¿Abro la llave a un nuevo mundo, donde conceptos como el tiempo, la eternidad, la materia o el alma debieran ser redefinidos?. Sin embargo, ¿firmo la sentencia de muerte de la humanidad?. Todo ello en un mundo donde seres humanos mueren de hambre mientras se destinan grandes sumas de dinero a la investigación espacial sin que lo uno sea incompatible con lo otro pero sí paradójico. Ya ven, todo es una paradoja, por eso les pido su opinión, ¿ustedes qué harían?...