Ay si yo tuviera 15 años sabiendo lo que yo sé ahora. Bueno es que si yo fuera chaval ahora entraba a todas las tías. Yo creo que si volviera al colegio haría más pellas, eso fijo. ¿Con 25 años? Bueno es que no dudaba en marcharme de viaje por el mundo, al menos un año. Piénsate lo de tener niños, de verdad, yo ahora sabiendo lo que sé no habría tenido 3.
Ay hijo, si ésta fuera mi época, me habría hecho cooperante, no monja. Entonces era diferente, en aquella época o te hacías monja o no podías dedicarte a lo que he hecho en mi vida. ¿Por qué lo dejé con aquella novia?. ¿Por qué permanecí al lado de aquel jefe?. ¿Por qué no me dediqué al cine y preferí la banca de inversión?. Y así doblamos otra esquina, una nueva calle. De la década de los 10 a la década de los 20 y de la de los 20 a la de los 50 años, con las mismas limitaciones o más, con los mismos miedos o menos y seguimos engañándonos. Ya ven amigos, de las nostalgias y otras esquinas. Siempre nos pensamos muy bien preparados para nuestros pasados y nunca para el futuro pero en cada momento escogimos por la mejor opción, fue la mejor decisión porque, simplemente, fue la nuestra, la más conforme a nuestra forma de ser.
Para todos aquéllos que piensan que ahora serían más arriesgados, más guapos, más altos que cuando les tocó serlo, para todos lo que piensan que desperdiciaron una oportunidad, una situación favorable o, simplemente, que podían haberlo hecho mejor, para todos los que pensaron que ahora ya no, que ahora es diferente a entonces, simplemente decirles que no se engañen, aún están a tiempo y el que no lo vea así es porque está siendo igual de cobarde que cuando le tocó ser valiente o viceversa. Al menos le quedará la nostalgia y, al menos, aún le quedará tiempo.