Lejos de agachar la cabeza y correr para evitar caer en el pozo del miedo, lo sentó en un silla para mirarlo cara a cara. "Es peor el cáncer que el miedo, sin ninguna duda. Éste nunca ha servido de nada", aclara el científico y periodista.
"Me alegro mucho de haber venido a este hospital, porque he conocido a gente extraordinaria. He visto mucho altruismo. Vamos, que casi me alegro de haber tenido cáncer."
Aunque en su voz todas la palabras suenan igual, sí se desprende cierto enfado e insatisfacción. "Lo que más me ha sorprendido es constatar el abismo brutal que sigue existiendo entre el resultado de las investigaciones científicas, por un lado, y su aplicación en terapias prácticas de la vida cotidiana de la gente. Hay que esperar de 30 a 50 años de una manera ignominiosa e inaceptable".
En cualquier caso, nunca hay que dejar de luchar, incluso en el peor de los escenarios posibles, como un cáncer de pulmón, se encuentran cosas valiosas y que merecen la pena vivir, como esa solidaridad o altruismo de los que habla Punset y que le hace hasta casi alegrarse de haber tenido cáncer, todo un ejemplo.
Hace tiempo que pienso que no es realmente importante las cosas que nos pasan en la vida sino la manera que tenemos de afrontarlas, la verdadera actitud que se tenga. Y aunque no se traduzca en nada, en ningún logro concreto o éxito revelante, tener una actitud optimista, adecuada, no tremendista, humilde y confiada en uno mismo y, finalmente, con sentido del humor es algo realmente importante. Lo he escrito varias veces en este blog y nunca me cansaré de recordarlo. Les dejo el vínculo.
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