domingo, 1 de febrero de 2009

Vulcano, Venus y Marte.

Él era hijo de Dioses, feo, cojo y lisiado. Él era Vulcano, el Dios de la forja. Ella era la más guapa con diferencia en todo el Olimpo. Diosa y bella, no podía pedir más a la vida. Ella era Venus. Se casaron. Para él era un sueño hecho realidad, sobre todo, tras la dura infancia que tuvo, con el rechazo de sus padres.

Él era joven, guapo y apuesto. El Dios de la guerra, el valiente Marte. Todas querían estar con él y él escogió a la más bella, Venus. Se veían y se amaban mientras Vulcano trabajaba en la fragua.

Un día, Marte se entregó a Baco más que a Venus. Los faunos de Baco se mofaban del valiente guerrero mientras éste dormía y Venus le fulminaba con la mirada. Ese día Marte no estaba en condiciones de amarla y Venus estaba realmente enfadada. Ese día, Vulcano trabajaba en la fragua, como todos los días, haciendo joyas para su amada y escudos y armaduras para los guerreros de Marte. De repente, entró Helios, el sol que todo lo ve y le contó lo que ocurría entre Venus y Marte.

Vulcano tejió una red de plata, casi invisible con la que atrapó a los amantes en su siguiente encuentro y dijo que no los soltaba hasta que prometieran acabar con su relación al tiempo que el resto de Dioses en el Olimpo se reían a carcajada limpia de Marte y Venus.

Ellos lograron escaparse juntos y, desde entonces, decidieron quedarse a vivir en Londres en la National Gallery mientras que Vulcano siguió trabajando en su fragua del Museo del Prado, en Madrid. Marte continuó entregándose al vino y a Venus se la siguió viendo muy enfadada. De Vulcano solo se sabe que intentó violar a Atenea. Ya ven, hasta los Dioses tienen sus problemas y miserias, no se puede tener todo en esta vida.

2 comentarios:

Pilar Mandl dijo...

Ja, Ja... muy ocurrente el "post", me ha gustado, te he visto en los comentarios de FAH y he decidido pasar por aquí, volveré...

Pedja dijo...

Pues yo te sigo gracias a Begoña Coach Político, interesante tu blog y gracias por visitarme en el faro del fin del mundo, un cordial saludo, Pedro.