Aprendió que las buenas intenciones son magníficas pero que, conjugadas en futuro, no servían de mucho. Aquel 2007 fue un soberbio ejercicio de reflexión sobre el tiempo, su mejor amiga había fallecido en el 2007 y confirmó lo que ya sabía. Que pocas cosas importan, que lo que importa es la actitud con la que afronte las cosas, que la alegría y el querer vivir se han de circunscribir al hecho mismo de ahora, donde respirar, comer, charlar, reír, amar, ayudar y un largo etcétera son placeres fundamentales. El 2007 fue un año especial, aprendió a valorar los placeres de la vida y las 2 ó 3 cosas importantes que hay, lejos de los que en otros años creía.
Cuando vio la oportunidad de participar en un concurso de blogs resumiendo lo que había sido el año 2007 no pudo evitar esbozar una sonrisa. Desde su nueva concepción del tiempo, desde su nueva actitud vital, solo podía hacer balance del hoy, no del ayer ni del mañana. En definitiva, 2007 había sido un gran año para ella.