domingo, 22 de diciembre de 2013

¿Cuántos hombres buenos hay?.

Ahoras que has fallecido, Nelson Mandela, todos te tributamos homenajes y reconocimiento por la valentía que has tenido, por la vida que has llevado y los logros que conseguiste. Fuiste un auténtico revolucionario. Sacrificaste 27 años por un ideal e incluso la propia vida si hubiera sido necesaria por conseguir la igualdad racial en tu país.
 
Se han sucedido homenajes sin parar y todos te llaman cariñosamente Madiba, aunque no te conozcan. Decían que tenías una sonrisa inigualable, que conquistaba apenas la esbozabas y que tu encanto personal arrasaba allá por donde fueras. Estabas en paz contigo y con todos. Pero yo quisiera que nos resolvieras una pregunta que dejaste sin contestar pero que, sin conocerte, estoy seguro que podrías responderme. ¿Cuántos hombres buenos crees que hay?.
 
Fuiste a la cárcel por abrazar métodos violentos para la consecución de tus objetivos en algo que entiendo fue un error de juventud. Fuiste implacable para conseguir tus objetivos y me imagino que en tu partido político tuviste que imponerte frente a otros. Se te podría haber criticado por muchas cosas al igual que el fin del apartheid no fue posible sin que esos hombres blancos racistas tan malos fueran capaces de mudar sus propias estructuras mentales. Es la suma de todos lo que nos mueve adelante. En prisión, te encontraste con carceleros racistas, con boers que, sin duda, catalogaríamos como hombres muy malos, y cuyas creencias repugnamos, que lograste unir para tu causa justa.
 
Y es ahí donde nace esta reflexión. Nada es como parece, quiero decir que hay hombres buenos que son malos y hombres malos con comportamientos decentes y creo que el gran acierto, y por aquello por lo que recibiste el Premio Nobel y la admiración de todo el mundo, fue la de tratar a todos como personas, más allá de sus errores y virtudes y de sus defectos y aciertos. Sin prejuicios ni juicios porque nada es como parece.
 
Supiste dar a todo el mundo su espacio, sin juzgar a nadie, invitaste a carceleros a tu toma de posesión y mantuviste en su puesto a profesionales sin tacha vinculados a un régimen atroz. Sin embargo, estoy seguro que prescindiste de colaboradores críticos con tu proceder o que propugnaban una menos condescendencia con los blancos a pesar de sus buenas motivaciones o valores. Mejoraste a hombres malos y desechastes a hombres buenos que no lograban entender que todos podemos servir a una causa justa.
 
¿Cuántos hombres buenos hay?. Supongo que todos, Mandela, de ahí la apabullante sonrisa que dibujabas y regalabas en tu rostro, ése fue tu gran acierto y la excusa para este post de Navidad. Que no se nos olvide que hombres malos los podemos ser todos, pero buenos también y es más, la mayoría lo somos a diario y si encontramos a alguien que nos logre descubrir esa parte de bondad que todos tenemos y nos la haga poner a funcionar, entonces debería ser merecedor del Premio Nobel de la Paz como mínimo, como tú lo ganaste, gracias Mandela.
 
 


domingo, 15 de diciembre de 2013

Una vida bien vivida

Es el año 2063 y nunca ha sido fácil ganarse la vida con la música clásica. Siempre lo he tenido presente, hoy más que nunca cuando debuto como director de la orquesta de la BBC en el Royal Albert Hall. Es en uno de esos conciertos de la BBC que se organiza en verano en Londres, los Promms. Aún me acuerdo cuando de estudiante me recorría Europa en verano y al llegar a Londres hacía cola para conseguir una de las entradas baratas que ponen a la venta a última hora. Y hoy soy yo el que se pone delante de los focos.
Todo un sueño cumplido que se remonta a muchos años atrás de lucha e ilusión y la verdad es que nunca sospeché que pudiera llegar a coger la batuta hoy aqui. Y mucho de todo esto te lo debo a ti, Fernando, bueno a ti y a mi abuelo, que siempre dijo que la tele era una basura y sólo me ponía programas tuyos, del Conciertazo. Soy uno de esos miles de niños que crecieron viendo tus programas. 
Pocos saben en este país quién eres ahora que ya ha pasado el tiempo, hijo de un prometedor compositor cuya carrera se vio truncada hará ya más de 100 años, sé que la muerte de tu padre te marcó de por vida y es por ello que decidiste dedicarte a tu pasión, la música clásica.
A raíz de aquellos programas que disfrutaba con mi abuelo, me hiciste sentir euforia y emoción, una alegría indescriptible, cuando al final de los programas salías gritando "Viva la música clásica¡¡¡¡". Confieso que siempre pensé que la música clásica era un tema muy serio, para mayores, hasta que mi abuelo me puso uno de tus programas. A partir de ahí, no falté un solo sábado a la fiesta que nos preparabas en la tele.

Con el tiempo, a medida que avanzaba cursos en el Conservatorio de la calle Atocha, empecé a rescatar por internet grabaciones tuyas de tus programas en la radio, los Clásicos Populares, donde nos contabas historias sobre Bach, Salieri, Mozart o Dvorák. Se te notaba una alegría, una dedicación, un compromiso tal que lo contagiabas a todo aquél que te escuchaba. Destilabas alegría y lograbas que niños a los que la música clásica nos sonaba a chino e incluso que pensábamos que era un rollo, disfrutáramos con ella y nos interesáramos por los compositores y sus vicisitudes. En España no hay mucha tradición cultural de música clásica, o al menos la hay en menor medida que en otras parte de Europa. Por eso fuiste siempre necesario y un incansable trabajador. 
Igual salías disfrazado de poeta medieval o a lomos de un caballo de peluche que hacías galopar a un hipopótamo vestido de bailarina al ritmo de Rossini. Me acuerdo el día que cazamos al moscardón de Rimsky Korsakov o cuando volábamos polkas de Strauss.

Gracias Fernando, no ya por forjar a este afamado director de orquesta, sino por dedicarte a lo que más querías y con ello contagiarnos tu pasión y tu alegría, por acercarnos a la música clásica con sentido del humor, de manera festiva, a modo de juego que nos atrapó para siempre. Fuiste una vida bien vivida y ello ha tenido fruto. Esta noche va por ti, hoy al acabar en el Royal Albert Hall, cuando el público estalle en aplausos, yo gritaré por lo bajillo: "Viva la música clásica¡¡¡¡¡".

domingo, 1 de diciembre de 2013

Tu pasado da risa

No se me molesten pero debería de ser así. Todo lo vivido hasta ahora o es motivo de risa o no te sirve para nada. Risa de alegría, de apuro por lo metepatas que fuiste o incluso de nostalgia pero risa al fin y al cabo. Es para lo único para lo que sirve tu pasado. No se me enfaden si relativizo tanto pero es el único sentido que veo a tu pasado.

Magnus Carlson, 22 añitos, campeón del mundo de ajedrez, ha dicho esta semana que la experiencia está sobrevalorada. Claro que sí Magnus, la experiencia es algo que se tiende a sobrevalorar, no sirve para nada, solo debería servir para reírnos. 

Pero bueno Magnus has de comprender que eres un talento puro, excepcional y que no has de servirte de la experiencia para ser campeón del mundo de ajedrez, a ti te basta con tu genio puro c uando otros con 22 años ni siqiera saben mover el alfil o son incapaces de sacrificar un peón para comerse un caballo. Sin embargo, querido Magnus, para el más común de los mortales, solo podemos agarrarnos a nuestra experiencia y la de otros, a nuestro pasado, para reírnos de él y con él.

Si no fuéramos capaces de reírnos de nuestro pasado, no recordaríamos que cuando llueve debemos cogernos un paragüas y que la carne asada es mejor para nuestro organismo que cruda. Seguiríamos recolectando en lugar de cosechando y el jamón ibérico seguiría siendo una utopía. No seríamos capaces de soportar las pérdidas, las derrotas o los fracasos y seguiríamos dando excesiva importancia a cosas que no las tienen, como hacen los niños que aún no tienen experiecia. 

La experiencia está sobrevalorada pero es el único compañero que tenemos para recorrer nuestra existencia y a veces ni siquiera nos sirve y nos basta con ella y volvemos a tropezar en los mismos errores, pero recuerden, tú también Magnus, para seguir riéndonos...

Snap.2013.11.23.04h53m05s.006

domingo, 10 de noviembre de 2013

Lo que he visto y he aprehendido

No, no es una falta de ortografía la que hay en el título, he viajado, acabo de volver del viaje más largo y lejano que he realizado hasta la fecha. 27 días oiga, fuera del calendario tradicional de vacaciones, 27 días en que fui a una isla, visité un continente y acabé en otro muy distinto.
¿Y qué he visto y he aprehendido?. Lo primero que me gusta viajar, que es una pasión pero que también me gusta regresar. Pertenecemos a un ámbito, a una cultura, a la suma de costumbres que nos enseñaron y que nos atan, nos esclavizan y sin las cuales ya no sabemos vivir. Por tanto, descarto una vida en la que viaje continuamente, durante años ni horarios ni paradas ni barrios, no es para mí, prefiero viajes y viajes, de hecho ya me quiero volver a marchar pero porque he parado en casa unos días.
También sé, ahora que he viajado, que será Asia donde se desarrolle el futuro y que Occidente va declinando esos siglos de dominio mundial de los que disfrutó. Sé que en Tokyo la calle es muy distinta a la de Madrid, y que se vive hasta en 4 niveles diferenciados. He aprehendido que es muy difícil comunicarse si no sabes el mismo idioma y que eso te hace parecer idiota a los ojos de los demás pero, por otro lado, que si una señora de 70 años se empeña en querer decirte algo, lo hará a pesar de que no compartáis ni un solo sonido parecido.
Ahora sé que hay playas de agua caliente, tan caliente como la de una piscina climatizada o aún más y que si eres turista es fácil que te conviertas en una presa fácil, ya sea para los taxistas, los mendigos o los avispados de la Medina de Marrakech pero tranquilo, ser víctima en la vida es algo que te hace ser más fuerte y al fin y al cabo sólo te quieren timar, nada más.
Sé que el mundo es muy pequeño y que en cuestión de 12 horas te plantas donde quieras, con un poco de paciencia incluso puedes dar la vuelta al mundo en 72 horas fácil pero que para llegar a Shiwarakawo hacen faltan una siesta en el autobús y que en cualquier parte del mundo, incluido un café remoto de un pueblo de Japón, puedes comer unos buenos spaguetti carbonara. También sé que hay culturas muy distintas a la tuya y que abrir la mente es algo más difícil de lo que me pensaba, ya que seguía aplicando mis esquemas mentales a situaciones que precisaban de una óptica diferente. He visto el Tercer Mundo, y sé que si en España hay crisis, que la hay, no sé cómo calificar lo que se vive en otras partes del mundo.
Viajé por Japón, salté a Bangkok, me bañé en el mar de la China en Malasia y acabé en Marrakech, he aprendido a ser exótico y que se rían los niños de mi aspecto en un mundo donde no hay tantas diferencias, somos todos muy parecidos y aún me preguntan que con qué me quedo, como si los mundos que he visto fueran comparables o se pudieran seleccionar. Me quedo con todo, vivir es apasionante ya sea en Londres, Tokyo, Takayama, Bangkok, Niko, Colombo, Berlín o Marrakech. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

1976

Hace 37 años. Era un mundo distinto al de ahora, del siglo pasado. No había ordenadores personales. Apple había nacido solo un día después que yo. Los otoños eran más fríos y en Madrid había cuatro diferenciadas estaciones pero no había democracia ni dictadura. Wifi o 4G no significaban nada, la w era menos utilizada pero se espiaba también en aquel tiempo.
 
España pertenecía a los países del Tercer Mundo según las Naciones Unidas pero llovía más. La esperanza de vida era de 73 años, seis menos que ahora y eran otras las enfermedades que nos atemorizaban. 1976 era ya no otro mundo sino otro planeta, un tiempo del que hemos emigrado forzosamente para convertirnos en inmigrantes digitales, en viajeros de un futuro que aún está por llegar, págabamos otros precios en otras monedas. China era más comunista que ahora pero Asia no había despertado aún a la modernidad.
 
Y en estos 37 años el conocimiento y el acceso al mismo ha cambiado de tal forma que ya no somos los mismos. ¿Y dentro de otros 37 años?. ¿Dónde andaremos?. No somos capaces ni siquiera de imaginar qué inventos habrá. Avanzamos más y más rápido cada poco, y tendremos que seguir viajando a un mundo nuevo, adaptándonos a cada hora, a cada día. 1976 era otro mundo. Todo cambió rápidamente, y si te niegas a adaptarte a ese nuevo plantea que el tiempo te impone, te quedas fuera, desapareces. Parece frío 1976 ahora en 2013, pero no creo que las personas fueran más felices que ahora, tampoco eran más infelices. Simplemente había menos posibilidades y opciones pero había las mismas cenas y amigos, los mismos chistes y risas, otras preocupaciones iguales a las de ahora.
 
Con todo, me fastidia mucho perderme el futuro cuando ya no pueda viajar, cuando la vida me niegue el visado a mi pasaporte y me pierda las mejoras que están por llegar, los nuevos mundos y lenguajes que habrá, las nuevas aficiones y costumbres que surgirán para tratar de conseguir los mismos objetivos que siempre tuvimos.
 
1976 es un pais que ya no conozco, 2050 tampoco lo puedo imaginar, sólo me queda mirar a este 2013 que ya empieza a terminar para seguir viajando como un inmigrante más.

domingo, 3 de marzo de 2013

Es muy fácil no llevar la vida que quieres.

Sí, ya lo ven, Hoy no toca pensamiento positivo, ni creer en los sueños. Hoy no voy a decirles que es posible ni que lo necesario para triunfar lo tienen dentro, ni que basta con ser fieles a si mismo. No, es muy fácil no llevar la vida que uno quiere, es muy fácil vivir desconectado de triunfos, vocaciones y metas. Lo normal en la vida es que no estés donde quieras estar. Es muy normal no atreverte por 1200 euros que ingreso al mes. Sé que viajar es lo más bonito en la vida pero tengo un hijo al que atender, no sé bien cómo terminé trabajando en esa oficina pero dejarlo significaría perder tantas cosas que mejor sufrir un lunes más. ¿En qué momento empezó todo a torcerse?. ¿Por qué paso más tiempo en un hospital cuidando de familiares que en la playa?.
 
Lo siento, no se va a realizar con su trabajo. Los días pasan y se convierten en años, aún no sé italiano y vivo en este Madrid gris y tristón, más parecido al de hace 40 años que al de hace 10. ¿Tiene la sensación de que no hace nada en su vida?. Tranquilo, es normal, la gran mayoría siente lo mismo, lo que pasa es que ni siquiera se ha sentado a pensarlo. Por cierto, ya no queda leche en la nevera, que no se te olvide comprarla, aunque no cumplas tus sueños. El día a día te come, tener leche, huevos y patatas en casa ya es un triunfo, metas más ambiciosas hace tiempo que se quedaron en el cajón de un futuro pasado. Es normal.
 
Por cierto, que ya que vas a por leche, trae pan, y si quieres tómate un vino, es fácil traicionarse a uno mismo, es fácil no ser feliz, pero tranquilo, es aún más fácil procurarse un rato de disfrute al día. Al menos no te fustigues. Coge un autobús, vete a Robregordo, o a Montejo, pasa un día en el campo, desayuna tostadas, es muy fácil disfrutar de la vida, que no ser feliz ni hacer lo que uno quiere, pero, al menos, nos queda eso, nos queda disfrutar, si quiera sea de una buena película, de un buen libro. En la 2 han puesto un buen documental sobre los nazis en la Segunda Guerra Mundial, mañana tomamos el aperitivo con Paco, bueno, ya sé que no es mucho o a lo mejor sí lo es. No vas a llevar la vida que quieres, para eso hacen falta cosas que no son posibles ni existen. Recursos ilimitados, libertad total, entornos comprensivos no existen, ni son posibles pero es muy fácil disfrutar un poco de la vida a diario. Atrévanse, mis queridos monos del Senegal, porque es lo único que realmente tenemos y es mucho.

domingo, 20 de enero de 2013

En la semana

Esta semana no escribo ningún post. Simplemente recaudo una serie de frases que he recibido a lo largo de la semana. Soltadas de manera intrascendente o no, paf, de manera inmediata, que me han dejado mella y que son las siguientes:

- La vida te quiere duro (porque tarde o temprano te va a golpear añadiría yo).

- Las cosas siempre tienen algo bueno y algo malo, has de valorarlo porque nada es perfecto y si algo fuera perfecto sería un rollo.

- La gente demasiado perfecta siempre es sospechosa.

Seguimos.

domingo, 13 de enero de 2013

Carta de mi futuro

Querido Pedja,

Ahora que tengo un poco más de tiempo y ya he llegado definitivamente, por si no te has dado cuenta ya vamos a acabar enero de 2013, me he decidio a contestar a tu carta. Me pedías en tu carta, algún tipo de visibilidad, alguna señal que te indicara que estaba llegando. Realmente me pides algo difícil ya que estoy constantemente llegando.

Me pides que sea previsible pero me temo que eso es algo que no está en mi mano. Yo soy muy previsible. Te recuerdo que no soy yo el imprevisible sino la muerte por lo que te recomiendo que andes bien atento y espabiles. De todos modos, reflexiona un poco. Si pudieras prever el futuro la vida sería muy aburrida porque te relacionarías conmigo como te relacionas con tu pasado, amablemente, sin emoción, con nostalgia quizás pero sin pasión.

Te decía que soy muy previsible. A mi me puedes conocer a través de tu pasado, de tus aciertos y errores, éxitos y fracasos y sobre todo, a través de tus esfuerzos. Es así como podrás explicarte por qué yo seré como seré. El hecho de que no te traiga resultados no ha de desanimarte en absoluto. El mero hecho de comer, pasear, respirar o ver el mar ya es un resultado válido, no esperes mucho más. Me comentas que soy único y que me cuidarás mucho, te lo agradezco de corazón pero has de ser consciente que el único eres tú y que has de cuidarte mucho. Vete al oftalmólogo y al dermatólogo, no te cuesta nada anda. Respecto a mi tardanza, no puedo prometerte más días o noches, ni más madrugadas o atardeceres pero me gusta ver que valoras tanto el tiempo que ha de venir.

Y, por último, efectivamente, Pedja, me has escrito un cheque en blanco que es lo que a ti te queda por vivir y rellenar, no tardes en ponerte manos a la obra, corre prisa, feliz semana.