domingo, 22 de marzo de 2015

Del primer día de guardería y otras crisis

Acabo de dejar a mi hijo en la guardería, perdón en la escuela infantil, que queda mejor. Y venía yo pensando cómo es que a los cinco meses y medio surge la necesidad de dejar a un hijo en un sitio para que te lo cuiden. ¿Qué tipo de vida nos hemos inventado?. ¿Por qué siendo el ser humano absolutamente libre, se ha inventado una vida llena de obligaciones, ficticias o no, horarios, dificultades y trabajos?. ¿Igual es que no somos tan libres?.

No sé, la cuestión es que la sociedad la hemos creado entre todos, ¿por qué entonces levantarse a las siete y media de la mañana para dejar a tu hijo a las 8,30 en la guardería?. ¿Por qué hacer revisiones al coche y tener que pedir cita al cardiólogo para luego tener que esperar en la consulta otros 20 minutos?.

¿Por qué existen los bancos y los mítines electorales a los que asisten masas para aplaudir sin un ápice de reflexión?. ¿Por qué me llaman al móvil para ofrecerme cosas que no quiero personas que les da igual lo que ofrecen?. "No, es que quizás estás dedicando tu vida a un trabajo que no te gusta y eso hace que pienses así", me podría decir alguno. Ya pero es que no todos nos podemos dedicar a lo que nos gusta en esta vida, es imposible que todos podamos ser jugadores de baloncesto, viajeros empedernidos o amas de casa complacientes, mecánicos vocacionales y atareados o impasibles funcionarios. No, la vida hay que ganársela y eso implica todos estos bodrios que a diario nos tragamos. Eso o vives al margen de la sociedad que tampoco es plato de buen gusto para cualquiera.

Y así vamos cargando con todas estas obligaciones tediosas, ese fardo de esperas, guarderías, citas, falsas prisas y comodidades. Hace tiempo que no me tomo un vino con mis amigos, es que no tengo tiempo. Pero claro, de dedicarme a eso, el que fabricó el vino querrá que le pague y el que lo sirve de paso también. Es por ahí que empiezo a explicarme el fardo que arrastramos, por el dinero. Quizás sea la pasión del viticultor hacer vino, quizás sea feliz haciendo el mejor vino posible, desde luego que es un arte pero si no ingresa está muerto, porque, sin dinero, no podrá hacer las cosas que a él le gustan y de ahí a meter a tu hijo en la guardería, perdón la escuela infantil, a los cinco meses solo hay un paso. Es el dinero el que engrasa la carrera de la rata en que vivimos, como dicen los anglosajones.

Eso o que toda la vida nos hemos dedicado a sobrevivir y, aunque ahora nos dicen frases del estilo "carpe diem", "disfruta del regalo de la vida" y otras de parecida factura, en realidad aún hoy en día nos toca sobrevivir, luchar para comer todos los días, aún hoy en la vida tienes que aburrirte para poder disfrutar, afrontar incómodas obligaciones para luego poder divertirse. El problema es que el tiempo pasa muy rápido y a mi personalmente me quema mucho la carrera de la rata, la rutina de metros y cercanías,  reuniones y teléfonos, escuelas y bancos. No tenemos tiempo para estar en una jaula de oro pero dejaré de quejarme por hoy que ya he comido y mi hijo también, por cierto.



domingo, 8 de marzo de 2015

Tus miedos te temen

Hay películas, obras, canciones y pinturas a las que conviene acudir con frecuencia. No por vistas son rutinarias. No por descubiertas dejan de fascinarte cuando vuelves a refugiarte en ellas. Y, aunque parezca extraño, Montruos S.A. es para mi una de esas referencias a las que conviene acudir. En ella, descubres que son tus miedos los que te temen a ti.
 
En esa película, entre otras muchas cosas, aprendes que, una vez que dejas de temer al monstruo que de pequeño te atemoriza, se reduce a la insignificancia y, donde antes había miedo cabe hasta el humor. Es un espacio muy grande el que deja libre el miedo cuando desaparece, de ahí que quepa hasta el propio humor y la risa. Cuando eres capaz de reírte de aquella situación que más temes, hay algo en tu horizonte que se despeja. Nos cuesta mucho saltar al vacío, a veces hasta nos tienen que empujar, pero nada hay más reconfortante que superar tus miedos, que saltar al vacío ya sea laboral, familiar, profesional o de ocio.
 
¿Por qué resulta tan enriquecedor viajar?. Porque te hace vulnerable, te enfrentas a nuevos sitios, culturas, personas desconocidas con todo lo que hayas podido meter en una maleta. Les confieso que me fui a vivir con miedo a Londres, y eso que iba en una situación envidiable, y les confieso que Londres terminó temiendo que no me fuera a marchar nunca de esa maravillosa ciudad.
 
En mi pasado, fracasé por miedo y temí al mismo fracaso que conseguí por miedo pero no fue para tanto. Al final es siempre lo mismo, tus miedos te temen y tus propios miedos se mueren de miedo a que descubras que no son para tanto. Y a propósito de miedos, esta semana he descubierto el síndrome de Solomón, el más temible de los miedos para el ser humano.
 
El miedo a destacar, a brillar y a estar en boca de otros. El miedo al qué dirán los demás, a no salirte del rebaño por más claro que veas que ésa no es la dirección correcta. Se está muy cómodo y caliente en un rebaño, sin miedos. Pero qué quieren que les cuente, no hay mal que cien años dure y al final nunca pasa nada, tus miedos te temen...