domingo, 29 de junio de 2008

Ratatouille, claves para conseguir objetivos imposibles I


En un post anterior, ("La gestión de lo imposible", 07-05-2008), veíamos que, a veces, lo imposible no es más que un límite mental. Ahora, he elaborado una teoría personal, la Teoría de la gestión de lo imposible, y estoy a la espera de que alguna Universidad norteamericana, Harvard o Yale, me contraten y me forre. Ello es porque acabo de ver Ratatouille y se la he regalado a mi sobrino. Me parece una película redonda y con enseñanzas que bien podríamos aplicarnos a nosotros mismos. Remy es una rata que tiene un talento, el sentido del olfato. Con ello, se plantea ser chef cuando las ratas de su manada se dedican a malcomer restos de basuras. Seamos sinceros, a priori para una rata que vaga entre la basura, como Remy, no hay objetivo más irreal y utópico que el de ser un gran cocinero, es imposible que lo logre, ¿cómo lo consigue?:

1.- No se limite, no piense que no es capaz. El leimotiv de la película es: "Cualquiera puede cocinar". Identifique qué es lo que le apasiona y dedíquese a ello con ilusión. Si es cocinar, cocine, si es navegar, navegue, si son muchas cosas las que le apasionan, empiece por una y luego por otra, de forma ordenada y hágalo siempre con pasión.

2.- Hay que replantearse la vida y saber dónde estamos. Remy así lo hace al principio de la película. Cuando sale huyendo con un libro de cocina, nos dice: "Éste soy yo. Resulta evidente que necesito replantearme mi vida un poquito. En primer lugar, soy una rata y eso complica bastante la vida". Sea realista y consciente de sus circunstancias y sus posibilidades, parta de ella para conseguir sus objetivos, no para justificar su falta de resultados.

3.- Rodéese de personas que le permitan ser ustedes mismos. Su hermano, Emile, solo piensa en comer lo primero que se pueda echar a la boca, es todo lo contrario a Remy. Nuestro protagonista, sin embargo, nos dice de su hermano: "Emile no me entiende pero con él puedo ser yo mismo". Encuentre un ámbito donde pueda ser usted mismo y donde reciba afecto, para ello nada mejor que ser uno mismo él que dé afecto a los demás y el que no juzgue a los demás. Remy, pese a tener muchos encontronazos y discusiones con su padre, encuentra en el mundo de las ratas la mejor de las ayudas para conseguir su objetivo. No porque haya buena comunicación ni comprensión, sino porque hay humildad para recibir la ayuda y afecto hacia los demás.

4.- La cocina, como cualquier otra actividad en la vida, es para quienes se atreven y lo intentan. Gusteau, el mejor chef del mundo, el modelo a seguir de nuestro protagonista, nos dice: "La cocina no es para los pusilánimes, debe ser imaginativo, decidido, inventar platos aunque no salgan, no permitas que nadie decida tus límites en función de tu procedencia, el único límite es tu alma. Lo que digo es cierto, cualquiera puede cocinar pero solo los audaces son buenos chefs".

5.- Es inevitable el fracaso porque el fracaso es parte del camino para lograr el objetivo. Tómeselo como una valiosísima lección, la única que se aprende y queda grabada. Remy no es más que una rata hambrienta y sola en una alcantarilla. Gusteau le pregunta a Remy: "¿Por qué te lamentas?".

Y Remy le responde: "He perdido a mi familia, a mis amigos y creo que para siempre". A lo que Gusteau le dice: "Si te centras en lo que dejas atrás, no podrás ver lo que tienes delante, venga sube, echa un vistazo". Así es cómo nuestro protagonista llega nada menos que a París y es que, a veces, sentimos que nos encontramos en alcantarillas ignorando que, en realidad, estamos en... !!!París¡¡¡. Así se lo pregunta a si mismo el propio Ramy sonriéndose de su propia suerte: "¿París? ¿Todo este tiempo he estado en Paris?".

La próxima semana más claves...


sábado, 21 de junio de 2008

Mezcolanzas


mezcolanza.

(De mescolanza).

1. f. coloq. Mezcla extraña y confusa, y algunas veces ridícula.


Escucho el nuevo disco del Cigala, dos lágrimas, una mezcla de ritmos, en principio, ajenos y desconocidos entre sí. Mezclas de ritmos cubanos y flamenco, mezclas hace años escandalosas y hoy en día sinónimo de éxito garantizado. Ha tenido que comecializar esta continuación de Lágrimas Negras con un periódico, algo novedoso como el propio concepto de mezclar flamenco, tango, ópera, piano cubano, el Caribe y España y con ello todo lo que se quiera añadir. Todo cabe y todo suma.


Escucho al Cigala y pienso que la mezcla es buena. Sin duda alguna, la inmigración es el más poderoso fenómeno de desarrollo y bienestar económico. En EE. UU. durante el siglo XIX millones de inmigrantes europeos (italianos, irlandeses, alemanes y de otras muchas nacionalidades) contribuyeron a que el país se convirtiera en la primera potencia mundial al tiempo que colaboraban con sus países de origen con el envío de cuantiosas remesas. En España, desde el siglo XIX hasta los años 70 del pasado siglo XX, mucha gente debió salir a ganarse la vida fuera de su país, logrando elevar el nivel de vida del país espectacularmente.


Es la historia de la humanidad, la del movimiento, no hay otra forma de poder vivir para millones de personsas. Y además ello aporta una extraordinaria riqueza también para quien se mueve. Piensen que se van a China, sin tener ni idea del idioma y salen adelante a base de montar un ultramarinos allí; si lo logran, cualquier empresa que emprendan a partir de entonces les será más fácil que tener éxito en ese primer empeño, se habrán convertido en un individuo con múltiples recursos
, dispuesto a mejorar en un entorno de muy poco comfort.. Pues eso está ocurriendo hoy en día aqui en España y es positivo.


La mezcla es buena, es cierto que al principio puede dar problemas, problemas de entendimiento, de ajuste, problemas más relacionados con la pobreza que con la cultura, problemas de lograr ligar la mezcla, la salsa, pero cuando se logra, se da un nuevo producto, una nueva realidad, mucho más rica, más completa. La mezcla es buena, y debemos estar abiertos a ella, la mezcla es buena, gracias Cigala por recordármelo.

domingo, 15 de junio de 2008

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor o mejor cualquier tiempo pasado?

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor o mejor cualquier tiempo una vez ya pasado?. A menudo se dice que cualquier tiempo pasado fue mejor. Es habitual oír a personas de una cierta edad reprochar a los jóvenes que ya no son cómo eran ellos. A menudo son frecuentes comentarios sobre que qué tiempos más raros nos ha tocado vivir, que si ahora en el colegio a los niños se les permiten cosas que antes eran impensables o que si los jóvenes de hoy en dia sólo piensan en divertirse, etc, etc.

Proliferan anuncios nostálgicos como el de la Coca Cola en torno a los años ochenta al tiempo que es hasta cierto punto normal recibir un correo electrónico con alguna presentación sobre los juguetes con los que jugábamos de niños (muchos mejores que los de ahora) o sobre las series de televisión que echaban (mucho mejores que las de ahora).

¿Es cualquier tiempo pasado mejor o es la nostalgia la que nos hace tener siempre una mirada amable a los tiempos ya pasados? ¿Es mejor cualquier tiempo pasado o mejor una vez pasado cualquier tiempo por el mero hecho de haber pasado? Lo cierto es que el hombre es optimista por naturaleza y siempre nos quedamos con los recuerdos buenos, no con los malos, otra manifestación más del instinto de supervivencia que tenemos.

Si preguntáramos a una persona de 80 años seguro que nos dirá que mejor cualquier tiempo pasado, reflexión fruto, sin duda, del hecho de que los tiempos suyos ya han pasado y ahora se dedica a ver la vida, sin tratar ni siquiera de adaptarse. Si, en cambio, preguntamos a un niño, probablemente nos dirá que el tiempo se le pasa de una forma extraordinaeriamente lenta y que incluso, a veces, hasta se aburre y que él lo que quiere es ser mayor.

Sin embargo, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor?. Sinceramente, lo dudo, cualquier tiempo pasado, pasado es, cualquier tiempo futuro es una oportunidad de nuevas diversiones, de conocer a nuevas personas y tener otras experiencias, cualquier tiempo pasado supone una importante lección pero cualquier tiempo futuro constituye una nueva excusa para aprender una nueva lección.

El tiempo pasado ha de ser bien aprovechado, el tiempo futuro no puede ser malgastado, sólo así cualquier tiempo, pasado o futuro, será bueno y sólo así, estaremos en condiciones de que aún nos quede pendiente de vivir la mejor parte.