domingo, 22 de enero de 2012

Querido Stephen Hawking

Soy Dios. Te escribo esta carta para darte las gracias. En tu última obra descartas que el origen del Universo sea obra mía, negando la posibilidad de mi existencia y con ello me descargas de la responsabilidad de los muchos defectos que esta creación tiene. No veas lo agradecido que estoy de que no me consideres el origen de las guerras de religión, de los accidentes de tráfico, de las enfermedades repentinas y las muertes sin despedida a diferencia de lo que muchos otros hacen. 

Argumentas que, según las últimas teorías, hay un multiuniverso de universos, es decir, una multitud de universos. Pudiera ser que no me gustara éste primero que creé y que lo fuera perfeccionando, al fin y al cabo eso aún la física moderna no lo ha descartado. En cualquier caso, si yo fuera el creador de este universo, habría menos imperfecciones que las que creáis los humanos.  

Si hubiera creado este primer universo, habría dejado al margen vuestras envidias y disputas, vuestros miedos y conflictos; vuestra preocupación por un coche mejor o por la regulación de la economía simplemente no existirían. Habría mucho sentido del humor, no concibo un universo sin sentido del humor, y perdón. No habría tanta competencia y mucho menos habría juicios sobre los demás. Eso es algo que siempre me ha disgustado mucho en vosotros, resulta que yo no os juzgo y vosotros os pasáis todo el día criticando a unos y a otros, incluso a mi me habéis juzgado varias veces. El dinero sería el bien con el que conseguir comodidades, nada más que eso y no le faltaría a nadie porque los juegos no serían de suma cero, ganar y perder no serían las opciones que yo presentaría aunque sí habría los mismos recursos que hoy en día existen.

En cualquier caso, últimamente he oído que también afirmas que lo peor que le puede pasar al ser humano es encontrarse con vida inteligente de otros planetas. Resulta que si vinieran a la Tierra otras civilizaciones, sospechas que ocurriría lo mismo que ocurrió cuando el hombre blanco llegó a América. Se cree el ladrón que son todos de su misma condición te podría decir pero no me planteo discutir contigo, si te he escrito esta carta es simplemente para desearte un feliz cumpleaños. 70 ya, cuando solo te daban tres años de vida... hace casi 50 años. Otro de los muchos misterios que aún le quedan a la ciencia por desentrañar... mira qué es imperfecto este universo pero coincidirás conmigo en lo muy divertido, apasionante e ingrávido que es. Felices 70 y enhorabuena.



domingo, 15 de enero de 2012

La distinción que te da vivir fuera de tu país.

Salgo de casa, con prisa, llego tarde. Paso por un restaurante español cuyo propietario es un indio. En las paredes términos que son característico de lo español, "castilla", "vinagre", "canela" y "salsa", claro que eso es más cubano que español porque se referían a que daban clases de salsa.

Llego a la parada, me falta lo que en Madrid denominamos metrobus., aunque aqui es mucho más caro que en Madrid. Lo compraré al conductor, me pienso, o no, aqui hay autobuses donde puedes comprar el billete pero en otros no, depende de cuál te toque. Llega el 11, me puede llevar aunque quizás fuera mejor el 24. Entro y le doy un billete de 20 libras, en este bus se puede comprar el billete pero resulta que el conductor no tiene cambio. Me da un recibo que me habilita a viajar exclusivamente en ese autobus y que vale por 2,20 libras que deberé reintegrar bien por correo, mandando un cheque, por teléfono con una tarjeta o en cualquier estación de metro, en un plazo de 5 días. Confían en mi buena fe, anda que si fuera en España...


Llego a mi destino, pero mi acento sigue siendo extraño, la gente se sonríe aunque por otro lado, piensan que hablo muy alto y de una forma muy directa, hasta agresiva para un inglés y poco a poco me voy dando cuenta que el extraño soy yo, el distinto. Es difícil relacionarse con ingleses, será porque tienen su vida ya hecha y no necesitan conocer a alguien extraño, distinto y diferente a sus costumbres y su cultura, ése soy yo. Supongo que piensan que soy un torero que baila flamenco y romántico hasta morir. Soy peligroso como latino que soy y sobre todo, soy distinto, no estoy en mi país, observo. Esta vez sí vale el tópico para pensar de mi, por más ridículo que me parezca.

Mañana toca sacar la basura, si quiero reciclar he de esperar al miércoles y el jueves vuelvo a sacar la basura orgánica, el resto de días no hay basura, sigo siendo distinto, es la diferencia que te da vivir fuera de tu país. Aqui las cosas no son como te piensas, insiste en despedirte diciendo "take care" o "have a good day", habla más educado y de forma menos directa, y sigue observando. Tú eres el otro, el que has llegado, tú eres el que ha de adaptarte, si en el bus no se puede comprar el billete, has de bajarte, si hablan de tu país te hablarán primero de Barcelona, luego de Mallorca y si dices que eres de Madrid te hablarán de Cristiano Ronaldo... con unos cuantos "olés" intercalados y contándote entusiasmados la vez que ellos fueron a tu país.

Decido adaptarme, voy a un pub a beber cerveza, no hay tapa y mucho menos aceitunas, aqui se bebe con el estómago vacío y no se da nada gratis, paga justo después de pedir tus cervezas, son las reglas. En esto, en cambio, no se presupone la buena fe, a diferencia de España y así se nos podrían ocurrir mil ejemplos más de diferencias, pero ojo, son tus diferencias, no las de ellos. El vivir fuera de tu país te hace ser el otro, allá donde estés, te da capacidad de adaptación así que, en Inglaterra, empieza a hablar más bajito y paga tus billetes de bus y, sobre todo, ten claro que tú eres el diferente, eso, sin duda, te enriquece.

domingo, 1 de enero de 2012

¿Feliz 2012?

No, entiéndanme bien. No dudo que será un año genial en el que se cumplirán todas sus expectativas y patatín patatán, el 23 de marzo se habrán vuelto a instalar las rutinas en nuestras días y allá por septiembre nos volveremos a replantear nuestras vidas y compraremos los dos primeros fascículos de algún coleccionable en el kiosco.

¿Feliz 2012?. Entre interrogantes porque lo que pongo en duda es si es el 2012. El 23 de enero tendremos que decir feliz 4710 si estamos en China. Feliz 1433 de la Hégira. Si por el contrario su calendario es el hebreo, feliz 5772. Feliz 5108 hindú o feliz 2553 a los budistas. A los romanos feliz 2760. Bueno al menos lo que es seguro es que los años duran 365 días... o no. Según los cálculos actuales, el calendario gregoriano adelanta 26 segundos cada año. Es decir, adelanta un día cada 3300 años. Y es que la traslación de la Tierra sobre el Sol no coincide con un número exacto de rotaciones de la Tierra sobre su propio eje. Cada año la Tierra tarda 365,242189074 días en estar en la misma posición respecto al Sol. Por eso, nos inventamos años de 366 días cada cuatro años siempre y cuando el año en cuestión no sea múltiplo de 100. Pero si el año es múltiplo de 400, aunque sea múltiplo de 100, será bisiesto. 

Vaya lío oiga. Años comunes, años bisiestos y seculares. Resulta que no hubo año 0, empezamos a contar desde el día 1, por lo que no estamos en el siglo XXI, tenemos 20 siglos y 12 años.  Cuando realmente acabe el siglo, tendremos 21 siglos cumplidos, pero no antes.

Incluso feliz 2019, ¿por qué no?.  Resulta que Dionisio el Exiguo se equivocó en fechar el nacimiento de Jesús en unos 4 a 7 años, total qué más da. Cuando se instauró mi calendario, el mundo pasó del 4 de octubre de 1582 al 15 de octubre de 1582. La población protestó porque entendió que se le habían quitado 11 días de vida aunque claro los moribundos ganaron 11 días. ¿Dónde están esos 11 días que robé a todos?. Claro que personalmente pienso que la gente protesta por protestar. También podrían decir que les regalé un siglo en sus vidas aunque personalmente pienso que todos tenemos nuestro tiempo.

Soy el papa Gregorio XIII, quien confió a una comisión de sabios una tarea imposible, medir con exactitud algo que no resulta medible, algo que se nos escapa de entre las manos y que es bastante relativo, hay muchas clases diferentes de lo que me planteé medir y es algo tan abstracto que, en ocasiones, he llegado a pensar que realmente no existe: el tiempo. Feliz vida.