domingo, 1 de agosto de 2010

Los phoskitos ya no saben como antes.

Esta semana me comentó una compañera de trabajo que los phoskistos ya no le saben como cuando era una niña. Venía el comentario a colación de una noticia que salía en un periódico sobre los helados que nos comíamos con solo 45 pesetas. El frigopie, el frigo dedo, helados kalise en Canarias, el almendrado de Camy, aquel otro con forma de tiburón...

Qué poco nos hacía falta para ser felices y resulta que ahora van y nos cambian la receta del phoskitos y ya no es como antes. Menuda putada. Igual somos nosotros los que hemos cambiado y no el bollo en cuestión. Ahora que resulta que nos podemos comer todos los phoskitos que queramos, que no tenemos que suplicar por uno a la hora de la merienda, ahora que tenemos nuestro dinerito como para que un polo de lima limón no sea un tesoro, va y perdemos el interés o, lo que es peor, la ilusión. Y a eso resulta que lo llaman madurar...

Es por eso que llevo 10 años corriendo la San Silvestre y otras muchas carreras populares de 10 kilómetros o, como máximo, la media maratón. En estos diez años, pocos han sido los días que me apetecía salir a correr. Mucho mejor quedarme en casa pero, como la primera carrera que corrí, la ilusión sigue intacta el día que me tengo que enfrentar a una, la emoción también. En una carrera de este tipo y, sobre todo en la San Silvestre vallecana, se dan escenas de solidaridad, de apoyo, de incertidumbre y de humildad y, siempre, de alegría, mucha alegría. Es por eso que corro, nunca es una rutina, en todo caso, la rutina de estar eufórico cuando uno acaba.

Es como comprar una bicicleta, es algo que siempre da ilusión o como la de miles de amigos que se reunen a jugar en la liga local de fútbol, casi más por tomarse el aperitivo juntos que por competir. El que no se ilusiona es porque no quiere, no porque hayan cambiado los phoskitos. Mañana meriendo un tigretón, iré a correr, por cierto he empezado a moverme en bicicleta por Londres...

6 comentarios:

Luis y Marina dijo...

No es madurar, Pedro, que hay cosas que siguen sabiendo igual de bien... pero otras cambian, como el Petit Suisse natural. ¡No es lo mismo!
A mi la última palmera del puesto de Tomás (que ya sé que ahora llevan unas chicas) me supo igual de bien que cuando estaba en el cole.
Aunque es cierto que ahora los regalices rojos, aunque sepan como antes... se toman con una ilusión distinta. Pero ¿y el Peta Zetas? ¡Chisporrotea igual! Y el Dracula... Jo, me acaba de entrar la vena nostálgica. Ahora mismo me voy a la calle a comprar unas chuches y a hacer como que tengo 12 años ;-) (venga, de acuerdo, me dejo la madurez en casa por unas horas, para que todo me sepa igual).

Pedja dijo...

Efectivamente Marina, hay cosas que siguen sabiendo igual... de bien¡¡, muchas gracias por pasarte y mejorar el blog, un abrazo¡¡¡¡

Unknown dijo...

Joder, Pedro, qué pedazo de post...
De bien escrito, de bonito, y de llorar de la nostalgia... :)
El tiburón, el calipo de lima limón, comprar una bici nueva... y el dracula y los peta zetas!

Y qué me dices de "elije tu propia aventura?":
http://www.sombrereroloco.net/wp-content/uploads/2008/07/eligetupropiaaventurabu0.jpg

Quizás sí que somos nosotros los que cambiamos. Quizás nos complicamos demasiado la vida... Viva ser un poco niño toda la vida!


Ahí va este video para nostalgicos:
http://www.youtube.com/watch?v=MhpaGayr1HE

Abrazos

PD: Qué bien que ya tengas bici londinense!

Manuel Medina dijo...

Eso sí, ponte el casco. ;D

Un abrazo.

Pedja dijo...

Jua jua jua, muchas gracias Carlos por pasarte y participar, buen vídeo, como siempre aportando, muchas gracias Carlos, crecimos felices, de ahí la nostalgia, pero tampoco es bueno refugiarse en la nostalgia. Significa comodidad y un poco de tristeza, y te aseguro que he contactado con Panrico y me han garantizado que no han cambiado la receta de los phoskitos.... abrazos

Pedja dijo...

Aclaración al respecto, Cotolio me ha regalado unas super luces para ir con el casco por Londres y que no me pase nada, muy chulas, muchas gracias¡¡¡, un abrazo.