domingo, 10 de noviembre de 2013

Lo que he visto y he aprehendido

No, no es una falta de ortografía la que hay en el título, he viajado, acabo de volver del viaje más largo y lejano que he realizado hasta la fecha. 27 días oiga, fuera del calendario tradicional de vacaciones, 27 días en que fui a una isla, visité un continente y acabé en otro muy distinto.
¿Y qué he visto y he aprehendido?. Lo primero que me gusta viajar, que es una pasión pero que también me gusta regresar. Pertenecemos a un ámbito, a una cultura, a la suma de costumbres que nos enseñaron y que nos atan, nos esclavizan y sin las cuales ya no sabemos vivir. Por tanto, descarto una vida en la que viaje continuamente, durante años ni horarios ni paradas ni barrios, no es para mí, prefiero viajes y viajes, de hecho ya me quiero volver a marchar pero porque he parado en casa unos días.
También sé, ahora que he viajado, que será Asia donde se desarrolle el futuro y que Occidente va declinando esos siglos de dominio mundial de los que disfrutó. Sé que en Tokyo la calle es muy distinta a la de Madrid, y que se vive hasta en 4 niveles diferenciados. He aprehendido que es muy difícil comunicarse si no sabes el mismo idioma y que eso te hace parecer idiota a los ojos de los demás pero, por otro lado, que si una señora de 70 años se empeña en querer decirte algo, lo hará a pesar de que no compartáis ni un solo sonido parecido.
Ahora sé que hay playas de agua caliente, tan caliente como la de una piscina climatizada o aún más y que si eres turista es fácil que te conviertas en una presa fácil, ya sea para los taxistas, los mendigos o los avispados de la Medina de Marrakech pero tranquilo, ser víctima en la vida es algo que te hace ser más fuerte y al fin y al cabo sólo te quieren timar, nada más.
Sé que el mundo es muy pequeño y que en cuestión de 12 horas te plantas donde quieras, con un poco de paciencia incluso puedes dar la vuelta al mundo en 72 horas fácil pero que para llegar a Shiwarakawo hacen faltan una siesta en el autobús y que en cualquier parte del mundo, incluido un café remoto de un pueblo de Japón, puedes comer unos buenos spaguetti carbonara. También sé que hay culturas muy distintas a la tuya y que abrir la mente es algo más difícil de lo que me pensaba, ya que seguía aplicando mis esquemas mentales a situaciones que precisaban de una óptica diferente. He visto el Tercer Mundo, y sé que si en España hay crisis, que la hay, no sé cómo calificar lo que se vive en otras partes del mundo.
Viajé por Japón, salté a Bangkok, me bañé en el mar de la China en Malasia y acabé en Marrakech, he aprendido a ser exótico y que se rían los niños de mi aspecto en un mundo donde no hay tantas diferencias, somos todos muy parecidos y aún me preguntan que con qué me quedo, como si los mundos que he visto fueran comparables o se pudieran seleccionar. Me quedo con todo, vivir es apasionante ya sea en Londres, Tokyo, Takayama, Bangkok, Niko, Colombo, Berlín o Marrakech. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

1976

Hace 37 años. Era un mundo distinto al de ahora, del siglo pasado. No había ordenadores personales. Apple había nacido solo un día después que yo. Los otoños eran más fríos y en Madrid había cuatro diferenciadas estaciones pero no había democracia ni dictadura. Wifi o 4G no significaban nada, la w era menos utilizada pero se espiaba también en aquel tiempo.
 
España pertenecía a los países del Tercer Mundo según las Naciones Unidas pero llovía más. La esperanza de vida era de 73 años, seis menos que ahora y eran otras las enfermedades que nos atemorizaban. 1976 era ya no otro mundo sino otro planeta, un tiempo del que hemos emigrado forzosamente para convertirnos en inmigrantes digitales, en viajeros de un futuro que aún está por llegar, págabamos otros precios en otras monedas. China era más comunista que ahora pero Asia no había despertado aún a la modernidad.
 
Y en estos 37 años el conocimiento y el acceso al mismo ha cambiado de tal forma que ya no somos los mismos. ¿Y dentro de otros 37 años?. ¿Dónde andaremos?. No somos capaces ni siquiera de imaginar qué inventos habrá. Avanzamos más y más rápido cada poco, y tendremos que seguir viajando a un mundo nuevo, adaptándonos a cada hora, a cada día. 1976 era otro mundo. Todo cambió rápidamente, y si te niegas a adaptarte a ese nuevo plantea que el tiempo te impone, te quedas fuera, desapareces. Parece frío 1976 ahora en 2013, pero no creo que las personas fueran más felices que ahora, tampoco eran más infelices. Simplemente había menos posibilidades y opciones pero había las mismas cenas y amigos, los mismos chistes y risas, otras preocupaciones iguales a las de ahora.
 
Con todo, me fastidia mucho perderme el futuro cuando ya no pueda viajar, cuando la vida me niegue el visado a mi pasaporte y me pierda las mejoras que están por llegar, los nuevos mundos y lenguajes que habrá, las nuevas aficiones y costumbres que surgirán para tratar de conseguir los mismos objetivos que siempre tuvimos.
 
1976 es un pais que ya no conozco, 2050 tampoco lo puedo imaginar, sólo me queda mirar a este 2013 que ya empieza a terminar para seguir viajando como un inmigrante más.