domingo, 11 de mayo de 2008

Grùyeres


Grùyeres es uno de esos sitios que hay en el mundo en los que, cuando estás, te hacen regresar a la época en la que realmente brillaron, es de esos sitios que se quedan anclados en un pasado y sirven de postal del mismo. Grùyere es un pequeño pueblo medieval situado en el cantón de Friburgo, en Suiza.

Desde la estación del tren cuesta un poco llegar dado que está enclavado en lo alto de una colina. Es poco más de una calle peatonal que acaba en el castillo de los condes de Grùyeres. El pueblo, amurallado, se ha convertido en un tranquilo destino en mitad de los Alpes suizos, con unas vistas y paisajes espectaculares y lleno de restaurantes donde poder comer una buena raclette o una fondue de queso. Uno se siente muy a gusto allí, sin coches ni autobuses que se tienen que aparcar fuera del recinto y sin estar atestado de turistas. Uno también se siente allí apabullado por las montañas.

Poco hace falta para ser conocido en todo el mundo mientras lo que se ofrezca sea excelente y eso es lo que ocurre con este pueblo y el queso que en él se fabrica. Por más que sea simplemente una calle peatonal, Grùyeres, mejor, dicho, su queso, tiene fama mundial. Me parece increíble ser conocido en todo el mundo por un simple queso pero, cuando lo pruebas, entiendes el por qué. En cualquier caso, no os penséis que es el queso con agujeros, como nos pensamos casi todos hasta que llegamos a Grùyeres. Ése es el Emmental, otro queso suizo. Si andáis por Suiza, os recomiendo que paséis, al menos, un día en Grùyeres y os sentéis tranquilamente, sin tiempo, con calma, mirando a los Alpes, a comer queso fundido con pan. Entonces comprenderéis que, cuando se viaja, poco importa el destino, todos son interesantes, lo que importa es viajar y, por supuesto, comer.

1 comentario:

Pedja dijo...

Imagen amablemente cedida por don Manuel Medina, ilustre fotógrafo, cineasta, mago, cuentacuentos, actor y gran comedor de quesos.