Cuando uno es un niño todo lo quiere aprender. Recuerdo cómo, recién adquirida la capacidad de leer, iba leyendo todos los anuncios de la calle, de las paradas de autobuses, de los cines y teatros. Cuando uno es un niño, tiene una curiosidad innata. Todo lo tienes que probar, tocar, preguntar, todo es una sorpresa y una fiesta.
Ese interés, esa novedad que supone el no comprender la realidad se va apagando poco a poco a medida que vamos entendiendo los telediarios, los periódicos, las películas, la historia, tu ciudad
Cuando uno sale fuera de su país, sin embargo, esa sensación vuelve a aparecer en los primeros meses de la estancia. De repente, uno se dedica al turismo como rutina, relaciona los puntos de la ciudad que va conociendo, está atento, conoce sitios interesantes donde comer y los recuerda, esa iglesia, el mercadillo de dos calles más abajo y la tienda que le comentaron. Cuando uno sale al exterior, a un ámbito distinto, ha de ir reconstruyendo sus rutinas y, por un tiempo, vuelve a ser ese niño que parece que no va a volver a vivir el jueves que acaba de pasar.
¿Qué ha estado todo el día paseando y está cansado? No importa, ha de ir a la siguiente esquina y comprobar que allí está esa panadería francesa que le recomendaron.
¿Qué hoy hace mal tiempo? Abríguese porque debe ir a conocer el parque del que le hablaron. Quizás mañana no podrá visitarlo porque debe aprender otra historia, otro lugar, más lejos, sin pereza, sin descanso, al menos hasta que la novedad deje de serlo, al menos hasta que su nuevo ámbito no sea tan distinto. Pregunte, lea todos los carteles como cuando era pequeño, entérese de todo hasta que, poco a poco, comprenda la sociedad donde está viviendo.
Así es vivir en el extranjero, te da inmediatez, de querer saberlo todo ya, de querer visitarlo todo ahora para poder comprender donde está viviendo uno. Manténgase alerta, aprenda, muévase hoy mejor que mañana y ayer mejor que hoy...
Ese interés, esa novedad que supone el no comprender la realidad se va apagando poco a poco a medida que vamos entendiendo los telediarios, los periódicos, las películas, la historia, tu ciudad
Cuando uno sale fuera de su país, sin embargo, esa sensación vuelve a aparecer en los primeros meses de la estancia. De repente, uno se dedica al turismo como rutina, relaciona los puntos de la ciudad que va conociendo, está atento, conoce sitios interesantes donde comer y los recuerda, esa iglesia, el mercadillo de dos calles más abajo y la tienda que le comentaron. Cuando uno sale al exterior, a un ámbito distinto, ha de ir reconstruyendo sus rutinas y, por un tiempo, vuelve a ser ese niño que parece que no va a volver a vivir el jueves que acaba de pasar.
¿Qué ha estado todo el día paseando y está cansado? No importa, ha de ir a la siguiente esquina y comprobar que allí está esa panadería francesa que le recomendaron.
¿Qué hoy hace mal tiempo? Abríguese porque debe ir a conocer el parque del que le hablaron. Quizás mañana no podrá visitarlo porque debe aprender otra historia, otro lugar, más lejos, sin pereza, sin descanso, al menos hasta que la novedad deje de serlo, al menos hasta que su nuevo ámbito no sea tan distinto. Pregunte, lea todos los carteles como cuando era pequeño, entérese de todo hasta que, poco a poco, comprenda la sociedad donde está viviendo.
Así es vivir en el extranjero, te da inmediatez, de querer saberlo todo ya, de querer visitarlo todo ahora para poder comprender donde está viviendo uno. Manténgase alerta, aprenda, muévase hoy mejor que mañana y ayer mejor que hoy...
6 comentarios:
Gracias Pedja por recordárnoslo. Es lo que se conoce como la "gestión del cambio" porque de otro modo caemos en lo que se conoce como "rutinas paralizantes". Felicitarte por los cambios que has realizado en los últimos años. La valentía es la esencia del cambio que nos lleva a crecer. Buen post, buen recordartorio. Cambiar de trabajo, de amigos, de país... aunque cueste es esencial. Salir de esa zona de confort es imprescindible. Con el tiempo uno se da cuenta de que aquello que parecía un mundo, no era para tanto y lo acabas dominando. Abrazos.
Muy buen Post Pedja. Me ha gustado la palabra inmediatez que refleja muy bien el espíritu de los niños que no saben lo que significa luego o después sino ahora y en el momento.
La curiosidad es necesaria y te hace comprender, como dices, muchas cosas de la vida.
un saludo
Bueno Paco, ya sabes que tiendo al conservadurismo y eso es un peligro. El problema es que ahora que decidí afontar cambios y liarme la manta a la cabeza me he dado cuenta que es algo que me encanta y corro el peligro de pasarme al otro bando y esar cambiando continuamente. Supongo que una vez más en el punto medio estará la virtud.
En cualquier caso, gracias Paco, si he afrontado cambios y estoy contento de ello es, en parte, por muchas conversaciones contigo en las que siempre has supuesto un estímulo y un apoyo. Muchas gracias, un abrazo, Pedro
Muchas gracias Fernando como siempre por leer y participar. Tus comentarios son siempre muy buenos porque aprecias detalles. Efectivamente, los niños no sben de otra cosa que no sea ahora¡¡, ya¡¡, me aburro¡¡, rápido¡¡¡. Muchas cosas tenemos que aprender de ellos, un abrazo y gracias.
...y a eso se llama estar presente...y se puede hacer en cualquier sitio...
Invito a probar esta experiencia: ser un extrangero ern tu propia ciudad!!
Gracias por la reflexion!!
Muchas veces me descubrí por Madrid co ojos de turista y qué ciudad descubrí¡¡¡, luchemos contra la rutina¡¡, gracias por participar, un saludo.
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