domingo, 13 de noviembre de 2011

De la risa y otras cuantas tristezas.

Nunca he creído en la realidad tal y como es. Si tuviéramos un minuto para pararnos, veríamos que la realidad poco tiene que ver con lo que nos pensamos. Esa idea me ha perseguido toda mi vida y ahora que me vuelvo a dar cuenta de lo importante que es poder si quiera respirar, ahora que mis expectativas se han rebajado tanto que una tarde es una meta y una noche una incógnita, es solo ahora que me doy cuenta de lo absurdo de nuestras vidas, si no somos capaces de reírnos de nosotros mismos. 

No piensen que soy un descreído o que la depresión se apoderó de mi en esta amarga vejez, es solo que me ha dado tiempo a repasar mi vida y me he dado cuenta, ahora que ya no tengo tiempo, que debemos reírnos de nosotros mismos si queremos saber cómo es la realidad, porque la realidad es absurda y eso es triste y, sobre todo, sólo la podemos abordar a través del sentido del humor. Si quieres llegar a ser un revolucionario dispuesto a cambiar el mundo, debes afrontar la absurda realidad con una visión humorística.
De joven luché en la División Azul si bien mi ideología era el anarquismo. Ya ven, cuán absurdo puede llegar a ser todo. Allí estaban amigos míos de ideología totalmente opuesta pero amigos. Luego opté por quedarme en España y emprendí una carrera cinematográfica de mucho éxito, al fin y al cabo, me muevo bastante bien en el absurdo. Pude haberme exiliado e incluso haberme dedicado al cine en otro país. Mi prestigio y los recursos de los que hubiera dispuesto habrían sido inimaginables pero, como les digo, la realidad nunca es lo que parece, es más absurda de lo que te piensas y yo me muevo bien en el absurdo, sé cómo reír. 

Opté por quedarme, me reí lo inimaginable en una España triste. Así son mis películas, llenas de un humor que destilan tristeza, de un absurdo que lo impregna todo. La realidad nunca es lo que parece y así ha sido hasta el mismo final de mi vida, cuando, armado de una silla de ruedas y unas cuantas pastillas, le he plantado cara al absurdo y sin sentido de mi propia muerte... ya sabes, para ser un revolucionario y ver la realidad de una forma más comprensiva, has de reírte mucho... soy Luis García Berlanga, un tipo que se mueve bien dentro del absurdo.




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