domingo, 25 de noviembre de 2012

¿En qué momento se ensució todo?

¿En qué momento se ensució todo?. ¿Cuándo empezaron a fallar las soluciones que habíamos pensado?. ¿Por qué los sistemas de poder que creamos nos abandonaron?. Está bien, no hay que fijarse en las cosas negativas, pero ¿cuándo fue que empezamos a confiar en un sistema de sociedad humano y, en consecuencia, pleno de fallos?. 

¿Cuándo fue que nos olvidamos de ser un poco ricos todos o, al menos, de no abandonar a nadie, para establcer relaciones de jerarquía y poder?. ¿Por qué fue que empezamos a valorar el bienestar económicamente y no desde otras múltiples perspectivas?.  Está bien está bien, no seguiré por este camino pero ¿cuándo fue que se nos olvidó vivir y empezamos a sobrevivir, a emplear el tiempo en trabajos carentes de sentido?. Tal vez no todo sea así, tal vez, no solo seamos chimpancés en busca de nuestro propio bien, quizás tengamos algún bonobo entre nosotros que poco a poco vaya calando en todos para conseguir una sociedad mejor.

Ya ven ahora no me entienden, paso de criticarlo todo a hablarles de clases de monos. Para que me entiendan, los bonobos son una clase de monos que han establecido una sociedad basada en la paz, en valores femeninos de cooperación más que en los masculinos de competición y que resuelven los problemas a través del juego, el sexo y el sentido del humor. Mientras, los chimpancés se gobiernan por medio de relaciones de poder, conflicto y competencia. Ustedes eligen, yo me quedo con los bonobos... pero no dejen de ver el programa de Punset de esta semana:


domingo, 18 de noviembre de 2012

No me quería ir de donde no quiero regresar.

Ya ven, no es lo mismo habitar una ciudad que visitarla. Nada tiene el habitante con el turista y su modo de relacionarse con la ciudad. Llevo más de un mes viviendo una ciudad, Londres, de la que realmente ya no formo parte. Vivo en Londres pero pienso en Madrid, próximo destino. Me despido de mi Londres, el mío, uno de los muchos que hay.

Cae una ligera lluvia, fresca, bajo por King´s Road pensando en el tonto miedo que tuve por venirme a esta maravillosa ciudad. Lo desconocido, la aventura, en ocasiones nos aterran, preferimos lo establecido, lo convencional. Quizás por eso sea ahora Madrid lo que me aterra, echo de menos Londres. Antes de irme debo ir por última vez a mi parque, en el que corrí tantas tardes, Saint James Park. Entiendo que Madrid tiene el Retiro, entiendo que voy a un buen lugar pero aún me quedó ir al Victoria and Albert Museum por última vez, bajar por Embankment viendo el Támesis, cenar en el indio de al lado de la que acaba de dejar de ser mi casa.

No deja Londres de ser una metáfora de la vida, en la que empiezo a sentir nostalgia de lo que acaba de ser mío. Podría haber ido una vez más a Wimbledon, al parque de Richmond, por qué no acercarme al British o a Hampstead. Fue todo tan rápido. Y ahora no quiero irme de donde no quiero regresar, no quiero perder   Londres sabiendo que en Madrid voy a ser feliz, porque siempre queremos lo que no tenemos, eternos insatisfechos.

Hace frío en Victoria Station al filo de la dos de la madrugada, recién cerrada la estación. Paseo por Belgravia solo, por ese barrio que tanto me enseñó, sabedor deque deja ya de serme familiar, empiezo a ser un extraño para Londres, bienvenido a casa, bienvenido a Madrid, donde estaré tan bien que no valoraré lo que tenga, ni sus encantos, ni el Retiro, ni el Rastro o la calle Serrano o las tabernas madrileñas... hasta que lo pierda y vaya a otra ciudad a la que no quiera ir pero de la que tampoco quiera regresar, !pasa todo tan rápido¡. Feliz semana.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Ausencias

Queridos monos del Senegal, 

Sí, ya sé que no les debo ninguna explicación, que no debiera rendirles cuentas ni me esperaban. Ni tengo deudas ni obligaciones pendientes con ustedes, ni deberes incumplidos ni responsabilidades eludidas pero me veo en la obligación de explicarles mi ausencia en estos meses. 

He dejado de acudir al faro porque he hecho muchas cosas, no quiero deslumbrar ni dar envidias, este ejercicio es más de autoconvencimiento que de informarles sobre estos últimos meses. Tendemos a pensar que no hacemos nada en la vida, que el tiempo huyó sin habernos dado tiempo a hacer todas las cosas que quisimos hacer. 

No he escrito desde el 16 de mayo por varios motivos, uno porque no se me ocurría nada, dos por la pereza y tres, principalmente porque en esos meses en los que no hice nada cuando echo la vista atrás, realmente viajé a Ginebra, a estar con ua familia con la que, a pesar de vernos poco, el tiempo que encontramos es de mucha calidad. También alquile un coche y pasé a Francia, al otro lado del lago de Ginebra, un sitio realmente recomendable.

Además me embarqué en un trabajo absorbente e interesante para unos meses, no para toda la vida. Viví en Londres acontecimientos históricos, como el Jubilee de la Reina o los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Otro proyecto muy ambicioso en el que me embarqué, por fin ha visto la luz y toda la ilusión volcada se ha transformado en incertidumbre, esfuerzo y más ilusión, seguimos vivos.

Viajé a Nueva York, a descubrir un lugar de película donde caben todas las vidas y mundos imaginables, pasando por las Islas Canarias que hace ya tiempo descubrí como un paraíso en la Tierra. Mayo, junio y julio pasaron muy rápido, pero más aún septiembre y octubre, para plantarme en noviembre con la sensación de no haber hecho nada y sentándome de nuevo ante una pantalla vacía, por eso no les escribí antes... bienvenidos al faro del fin del mundo.