domingo, 20 de abril de 2008

Una lección más de la naturaleza

Hace un par de semanas descubrieron que los gecos, que son lagartos de pequeño tamaño como la salamanquesa, no sólo utilizan los dedos de sus pies para asirse, sino que recurren a su cola cuando la superficie es muy resbaladiza y hasta la utilizan, como si fuera un paracaídas, cuando no pueden evitar desprenderse de la pared.

La investigación, realizada por expertos de la Universidad de Berkeley (California) quería desvelar todos los secretos de la extraordinaria adhesión de los gecos en superficies verticales. Hace ya unos años se descubrió que estos lagartos tienen en los dedos de las patas millones de pelos microscópicos que les ayudan a escalar por superficies lisas. Pero cuando los ingenieros comenzaron a construir robots de gecos inspirados en este hallazgo comprobaron que algo fallaba. También la cola tenía una función, si no se quería que la máquina se estampara contra el suelo.

Estos lagartos corren casi un metro por segundo: cuando el lagarto pierde pie (pata, en este caso) golpea la cola contra la superficie para impedir la caída hasta que de nuevo se siente seguro. Y si pierde el contacto con dos de sus extremidades, arrastra la cola un trecho. Los ingenieros ya han tomado nota y han empezado a poner colas a sus robots que replican estos curiosos movimientos.

Pero, además, se ha comprobado que los gecos utilizan las colas para caer sobre sus cuatro patas desde gran altura. Como tienen una cola grande, la voltean en el aire para orientar su posición sin mover su columna vertebral, como sí hacen los gatos. Todo un paracaídas. Para este experiemnto, situaron al geco dentro de un túnel de viento en el que era lanzado en diferentes posiciones. Incluso cuando lo soltaban al revés, el pequeño lagarto siempre lograba caer derecho y sin un rasguño.

Asimismo, la semana pasada se publicó también la noticia de que se había descubierto una especie de rana 'Barbourula kalimantanensis', común en Indonesia, que respira enteramente sin pulmones. La especie de rana acuática 'Barbourula kalimantanensis', propia de Indonesia, obtiene todo el oxígeno que necesita a través de la piel.

Las 'Barbourula kalimantanensis' viven en aguas frías y de corriente rápida. Según las observaciones, la falta de pulmones en esta especie puede deberse a la adaptación a una serie de factores como los altos niveles de oxígeno en el ambiente, su bajo rango metabólico, las severas zonas planas de su cuerpo que incrementan el área de su piel y el hecho de que son más propensas a hundirse que a flotar.

Deberíamos aprender de estas especies y saber adaptarnos continuamente en nuestras circunstancias, no sólo para seguir respirando, aunque sea sin pulmones, sino también para saber caer y poder así disfrutar de la vida. El camino de la felicidad pasa por saber adaptarse.

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