domingo, 6 de abril de 2008

Comunicación

Esta semana he estado realizando un curso sobre funciones directivas. Aunque aplicado al ámbito profesional, del mismo se pueden extraer conclusiones para la esfera personal. En resumen, se trataba de pararse a pensar sobre una serie de hechos y familiarizarse con una serie de actitudes y aptitudes que mejoran la forma de trabajar con los demás. El mero hecho de pararse a pensar en una sociedad tan rápida como la que vivimos ya es algo positivo en sí. Varias son las conclusiones que he sacado.

La primera, la de ser asertivo, es decir, la de decir lo que se tenga que decir (aunque sea incómodo para el que te escucha) sin agredir. No hay que tener miedo al conflicto ni a la crisis respecto a los demás. Es una oportunidad para crecer, tal y como lo entienden en Japón donde la palabra "crisis" tiene un significado positivo, no negativo.

La segunda conclusión es que se puede ser jefe por el cargo o rango jerárquico que te toca ejercer pero que la autoridad o el liderazgo no los obtienes tú sino que te los otorgan los demás con independencia de las funciones que desempeñas e, igual que te lo dan, los demás te pueden retirar ese liderazgo en cuanto pierden la confianza en ti y la confianza se pierde cuando no eres sincero o cercano a los demás.

Tercero, la comunicación es la solución a casi todos los problemas mientras que la incomunicación, la mala o la falta de ella, es la causa de muchos problemas. Hay que asegurarse de que el otro entiende el mensaje que quieres trasladar y, cuando eres tú quien recibes el mensaje, asegurarte de que lo entiendes bien y estás en una buena predisposición para recibir el mensaje que se te quiere transmitir.

Por último, la diferencia entre urgente e importante. La urgencia te la dictan los demás, lo importante lo dictas tú y, sin una buena planificación, sin pararte cinco minutos al día a ver cómo actuas y reaccionas, qué haces realmente con el tiempo, puedes verte en la situación de que la vida se te pasa haciendo cosas urgentes y no importantes.

En conclusión, hay que trabajar como se ha de vivir, con optimismo, abierto a los demás, siendo cercano y con ilusión.

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