domingo, 30 de noviembre de 2008

www.spanishpeoplearoundtheworld.blogspot.com








Estoy metido en un nuevo blog: www.spanishpeoplearoundtheworld.blogspot.com, un blog donde españoles de diferentes puntos del planeta trataremos de contar cómo es la vida en otros sitios. Una idea interesante, con muchas posibilidades y que me ilusiona bastante. Ya ven, tuve que irme al fin del mundo a encontrar un faro desde donde escribir. Poco sabía yo que me iba a gustar tanto la idea. Salí de casa sin pensar llegar al fin del mundo, hasta allí llegué y no sabía que había un faro y que, dentro, había un escritorio con un bloc en blanco en el que uno se podía dedicar a escribir tranquilamente y ahora estoy encantado. A mis 4 ó 400.000 lectores, gracias por leerme. Entre sus 372 visitas y las mías (el doble o el triple que las suyas), esta semana se alcanzó la cifra de 1000 viajes al faro del fin del mundo y todo ello a un precio realmente barato.

Espero que este nuevo blog me aporte más de lo mismo, ilusión, creatividad, abrir más los ojos y las orejas y seguir haciendo músculo para cuando nos pongamos a escribir el guión de una película. Además pienso que este nuevo blog también nos aportará el ver cómo a pesar de ser muy distintos y existir costumbres muy diferentes en cualquier punto del mundo, también somos muy parecidos y tenemos las mismas preocupaciones sin importar la latitud o el paralelo en el que hayamos nacido.

En este mismo sentido, 6 Billion Others (www.6billionothers.org) es una página web en el que se contienen reflexiones de miles de personas de todo el mundo. Se trata de un proyecto de Yann Arthus-Bertrand y, como él mismo explica, se le ocurrió cuando, estando en Malí, un hombre le miró a los ojos y le dijo: "Me preocupa alimentar a mi familia" y lo dijo sin pedir ni mendigar, como una simple afirmación. ¿Y a quién no?.

Me gusta esta página porque demuestra que no somos tan distintos ni tan diferentes. Todo hombre, cualquiera que sea su circunstancia y su entorno, no tiene aspiraciones muy diferentes. En primer lugar, tenemos un sorprendente instinto de supervivencia, que nos hace tener hijos, trabajar, ahorrar y tener planes de futuro y de pensiones. Si no, procuramos vivir lo más cómodamente posible, sentirnos libres y hacer cosas que nos agraden.

Después tenemos las mismas inquietudes. La religión y la espiritualidad han nacido, en diversas manifestaciones, en todas las épocas del ser humano y en cualquier parte del mundo. La ciencia y el ingenio se han desarrollado sin importar la climatología o la situación geográfica, en todo caso adaptándose a ellas pero presentes en todos los sitios.

Nos preocupamos por nuestros más semejantes, nuestros seres más cercanos, nuestra familia y amigos y por nuestra propia salud. Además, si tenemos tiempo, somos creativos, no nos dedicamos a pasar por el planeta tierra sin más, nos manifestamos, creamos y tratamos de dejar un recuerdo en la historia. Lloramos, reímos, amamos, comemos, nos esforzamos y hacemos las mismas cosas aunque de diferente forma. Tan lejos y tan cerca pero en todas partes cuecen habas. El proyecto, nacido de la idea de una sola persona va camino de organizar una exposición en el Grand Palais de París del 10 de enero al 12 de febrero de 2009. Espero verles también en www.spanishpeoplearoundtheworld.blogspot.com.







domingo, 23 de noviembre de 2008

Luciano el grande.

Módena, 1953. Luciano acababa de terminar de jugar un partido de fútbol. Una vez más, dado su portentoso don para la pelota, había conseguido mantener su portería a cero. Y ello a pesar de estar dando vueltas en su cabeza a qué hacer con su vida. Su madre ya le había dicho en varias ocasiones que se buscara una carrera estable, como maestro de escuela. Su padre, frustado tenor, también le empujaba a procurarse una estabilidad económica. Sin embargo, a él, lo que le pedía el cuerpo era dedicarse profesionalmente al fútbol o a la música. "Tampoco me importaría ser un campesino en la campiña de Módena pero si a algo me tengo que dedicar será a jugar al fútbol o a la música, sí lo tengo decidido".

Tomada la decisión, fue corriendo a comunicárselo a sus padres, iba a dedicarse a la música. Cuando se lo planteó, éstos les respondieron: "Mira hijo, dedícate a la música si quieres, tienes un talento innegable pero no te hagas grandes ilusiones, es muy difícil que puedas vivir de eso así que te proponemos un trato: te mantenemos con casa y comida hasta los 30 años, si triunfas bien y si no, te buscas la vida por tu cuenta. Nosotros, ya sabes, no nos sobra el dinero y no podemos mantenerte de por vida".

Más de 50 años después Luciano ha sido uno de los más grandes tenores que ha habido en la historia de la música. El mundo entero se rindió a sus pies, por su talento, por su dedicación a diversas causas humanitarias, por la pasión con la que vivía, por vivir rodeado de amigos y montar conciertos con ellos, por el optimismo que transmitía, por no dejar de ser aquel italiano de Módena allá por donde fuera y por su pasión por el fútbol.

Nunca sabemos adónde nos llevarán nuestras decisiones, probablemente no conquistaremos el mundo entero ni disfrutaremos de un éxito tan rotundo como el de Luciano, tendremos las mismas dudas que aquel joven en Módena pero la forma de vivir que tuvo el gran Pavarotti sí que la podemos tomar como referencia. Optemos por lo que optemos seamos apasionados, optimistas, amigos de nuestros amigos y futboleros. Seguramente meteremos la pata, como supongo que hizo Luciano en sus últimos años, cuando tuvo que afrontar un divorcio, un nuevo matrimonio, algunas peleas con sus queridas hijas, etc. etc. pero de lo que no se le puede acusar es de que no fuera auténtico y dejara de exprimir su existencia hasta el último segundo, fiel a sí mismo. Les dejo con dos perlas que les elevarán el ánimo cada vez que las escuchen, "Nessum Dorma" y "Un amore cosí grande":






domingo, 16 de noviembre de 2008

Elogio del otoño

Hoy quisiera derribar un tópico, el de que el otoño es una estación triste. No conozco colores más vibrantes, frutos más ricos y una época de logro de resultados mayor que la del otoño. El otoño es rojo, amarillo, marrón y verde. En el otoño surge nuevos mundos, como el de las setas o el de los vinos que están naciendo.

En el otoño hay mandarinas, naranjas, castañas y membrillos. Algunos se refieren al otoño como una época de ocaso, de pérdida, de caída. Todo depende, una vez más, del color del cristal con que se mira. No conozco estación más propicia para salir al campo que el otoño. El otro día, en Madrid, pude disfrutar de ese otoño tan especial y único que existe en esa maravillosa ciudad, con un azul limpio en el cielo y un día soleado pero frío.

Acerquénse a la valla del Retiro por la calle Menéndez Pelayo y comprenderán que el otoño, como cualquier otra época o tiempo, no es un momento de ocaso, sino de oportunidad, único, irrepetible, creativo y original.

Y lo mismo se puede decir de nosotros mismos. Muchos se creen haber llegado al otoño sin nada que esperar. Algunos se jubilan y eso les supone una ida irreversible a ningún sitio, a la inactividad. Incluso, con independencia de la edad que se tenga, uno mismo decide si quiere vivir en un otoño alegre o en un otoño melancólico y triste.

Al igual que el otoño produce milagros en forma de níscalos, membrillos, vinos o paseos por el campo, nosotros mismos podemos asistir a milagros o sorpresas aún encontrándonos en el otoño de nuestras existencias. Todo depende del color del cristal con que se mira. Hay personas que con 70 años se están haciendo el camino de santiago en pleno invierno mientras algunos de sus contemporáneos no osan cruzar la calle por temor a ser asaltados.

Es una pena perderse las cosas que nos ofrece el otoño, perdidos en creencias no demostradas. Ustedes escogen y de ustedes depende. Yo, desde luego, opto por el otoño alegre que les trato de describir, el de los membrillos. Disfruten, es la única opción posible, centrénse en las cosas positivas que cada época del año nos ofrece y, sobre todo, sean creativos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Nuestra cuota de ego

Esta semana, una amiga me mandó un correo electrónico titulado "El valor de una coma". En este correo se mostraba el siguiente mensaje: "Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría a cuatro patas en su búsqueda".

El mensaje continuaba: "Falta una coma ¿no? ¿Dónde?

Solución:

Si usted es mujer, con toda seguridad ha colocado la coma después de la palabra mujer.
Si usted es hombre, con toda seguridad ha colocado la coma después de la palabra tiene".

Todos tenemos ego, todos nos creemos con un valor, aunque sea pequeño. Todos nos pensamos en lo cierto, con la razón o, al menos, no totalmente errados. Una pequeña parte interior de nosotros debe ser alimentada, el ego. Yo mismo escribo este blog sin grandes pretensiones pero me encantaría que me felicitaran por la calle por su innegable calidad, que no digo yo que la tenga, aunque la tiene y mucha (ejemplo de mi ego).

Todos tenemos ego y, aunque escondido o limitado, tratamos de que los demás nos lo cuiden. Es por ello que los pelotas funcionan tan bien en todas partes. Cuando vemos a alguien haciendo la pelota a otra persona pensamos: "qué asco, qué pelota, ¿cómo no se dará cuenta el otro de que le están dorando la píldora?, ¿cómo no se dará cuenta de que le están haciendo la pelota descaradamente?". Pelotas hay en todas partes, en clase, en el trabajo, en la calle, tienen mucho éxito.

Sin embargo, cuando es a uno mismo al que le hacen la pelota, uno suele pensar: "Hombre, por fin alguien que se da cuenta de lo que valgo" o "por fin alguien ha observado mi don para saber hacer..." y así vamos funcionando. Sin embargo, creo que tenemos que darnos cuenta de lo que realmente valemos, de para lo que valemos y de para lo que no valemos. De nuestras limitaciones y de nuestros aciertos. Ni tan altos ni tan calvos y de eso uno se da cuenta con pequeñas cosas, con pequeñas comas como las del mensaje que están ahí para avisarnos.

Es importante dotarse de dos o tres personas que nos conozcan a la perfección y que tienen la difícil, impagable y desagradecida función de decirnos: "por ahí no, estás equivocado..." o la algo más grata pero igualmente difícil misión de alentar nuestros aciertos. Quienes nos conocen sí pueden calibrar nuestros aciertos sin caer en el triunfalismo ni en el peloteo o de criticarnos sin hundirnos, sino con la sana intención de hacernos mejorar. Sólo con estas muletas, con estas comas, tendremos la adecuada cuota de ego que a todos nos corresponde.

Ya saben, mis queridos monos, doténse de comas, de amigos o de pequeñas pistas que les digan por qué lado tirar.



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domingo, 2 de noviembre de 2008

De reencuentros sin juicios

Esta semana, una amiga colgó un vídeo en su página de facebook que me recordó una bonita historia. Bebo Valdés, uno de los más grandes músicos que he escuchado y a quien admiro por su talento, se marchó de Cuba en 1960, una vez Fidel Castro tomara el poder en la isla. Allí dejó a su hijo Chucho, otro excelente pianista, a quien ya no volvió a ver por mucho tiempo. En la actualidad, Bebo Valdés cuenta con 90 años y, desde los 76 años, y tras unos 30 años de relativo anonimato, ha conocido, por fin, el éxito con su arte.

Primera conclusión de esta historia, nunca es tarde para conseguir un sueño, se ha de ser perseverante y confiar en que las cosas saldrán bien, ya sea a los 76 años o a los 98.

Bebo y Chucho dejaron de verse, de hablarse, pasaron muchos años, ambos dedicándose a lo mismo pero sin saber nada el uno del otro. Sin embargo, hace unos años se reencontraron y se reconciliaron si es que éste es el término adecuado para decir que retomaron su relación, no pudiendo renunciar a su condición de padre e hijo.

Segunda conclusión de esta historia, nunca es tarde para dar una oportunidad a alguien, para no juzgarle. El hijo se podría haber perdido en reproches al padre o al padre podría haberle resultado tremendamente incómodo reencontrarse con su hijo Chucho, más aún ahora que, por fin, disfrutaba de un éxito unánime. Yo qué sé lo que podría habérseles pasado por la cabeza para no reencontrarse.

Sin embargo, cuando se reencontraron solo hicieron lo que cada uno mejor sabe hacer, tocar el piano, improvisar y crear la magia que siempre se crea cuando un pianista cubano se sienta ante las teclas de un piano. Qué buena es la música cubana. Os dejo con el video que puso mi amiga, un placer de seis minutos y medio.