Carnicero, durante 35 años, emigrante que echa de menos su Asturias natal y aún recuerda la visita del Sporting en los años 70 cuando fue a jugar un amistoso en honor de los emigrantes españoles. Amiga de una amiga, muchos años fuera de España y los que le quedan por delante dado que ya no se encuentra cómoda en su país. Joven estudiante que viene a Londres a probar suerte tras una mala experiencia laboral. Señora gallega que tiene su vida aqui, joven española que tiene también su vida aqui. Matrimonio joven que persigue una buena oportunidad profesional si bien ella no las tiene todas consigo y que dicen en tres años volverán a España. Amigo del colegio que hace tiempo dejé de ver y que piensa en volver a España. Joven brasileña que, por fin, puede sonreír porque hay alguien que le devuelve la sonrisa...
Podría seguir relatando personas y personajes que uno conoce cuando vive en el extranjero. Ya hemos repetido varias veces que, cuando uno sale de su país, automáticamente sale de su zona de comfort, de la comodidad y se ve obligado a no encerrarse, a no actuar con automatismos. A abrirse como nunca lo ha hecho si no quiere que se le haga dura, difícil y solitaria su estancia en el exterior. Pocas personas nuevas conoces cuando vives en tu ambiente, con tus amigos, tus compañeros del trabajo, tu familia y tus vecinos pero, sin embargo, la necesidad de interactuar es mayor cuando estás solo, como esos jubilados que pegan la hebra en el autobús porque pasan la mayor parte del tiempo solos en sus casas.
Cuando sales, cuando viajas y cambias es inevitable conocer personas, las conoces aunque no te lo propongas y ese conocimiento es mucho más rápido que cuando uno vive en su país. La velocidad e intensidad es mayor, no hay tiempo, estamos de paso, quizás mañana ya se haya ido aquel vendedor de frutas que conociste ayer. En tres minutos te cuentas tu vida y en los próximos tres estás brindando por tantas cosas que tienes en común con el recién conocido.
Y surge la solidaridad, el invitarte a cualquier plan que haya con tal de que no estés solo y compartes la necesidad de conocerlo todo y aquello que acabas de aprender se lo dices al otro y así vamos, de paso, conociendo a unos y otras, ayudándonos, más rápido, más intenso pero más fugaz. A ver mañana a quién conocemos...
Podría seguir relatando personas y personajes que uno conoce cuando vive en el extranjero. Ya hemos repetido varias veces que, cuando uno sale de su país, automáticamente sale de su zona de comfort, de la comodidad y se ve obligado a no encerrarse, a no actuar con automatismos. A abrirse como nunca lo ha hecho si no quiere que se le haga dura, difícil y solitaria su estancia en el exterior. Pocas personas nuevas conoces cuando vives en tu ambiente, con tus amigos, tus compañeros del trabajo, tu familia y tus vecinos pero, sin embargo, la necesidad de interactuar es mayor cuando estás solo, como esos jubilados que pegan la hebra en el autobús porque pasan la mayor parte del tiempo solos en sus casas.
Cuando sales, cuando viajas y cambias es inevitable conocer personas, las conoces aunque no te lo propongas y ese conocimiento es mucho más rápido que cuando uno vive en su país. La velocidad e intensidad es mayor, no hay tiempo, estamos de paso, quizás mañana ya se haya ido aquel vendedor de frutas que conociste ayer. En tres minutos te cuentas tu vida y en los próximos tres estás brindando por tantas cosas que tienes en común con el recién conocido.
Y surge la solidaridad, el invitarte a cualquier plan que haya con tal de que no estés solo y compartes la necesidad de conocerlo todo y aquello que acabas de aprender se lo dices al otro y así vamos, de paso, conociendo a unos y otras, ayudándonos, más rápido, más intenso pero más fugaz. A ver mañana a quién conocemos...
6 comentarios:
Un post magnífico Pedja. Como dices, cuando salimos de nuestra zona de confort somos capaces de comunicarnos de una forma más natural, más abierta. No se si es por necesidad o porque nos sentimos más libres pero es evidente que al final conocemos y nos relacionamos con más gente. Me ha gustado mucho.
Un abrazo
Gracias Fernando, por tu participación y tus puntos de vista. Me da la sensación que eres t´quien vota en las encuestas por este tipo de post, preguntaré a mi amiga la estadístic a ver qué dice.
Efectivamente, yo creo que somos más débiles fuera de nuestra comodidad y eso nos hace más fuertes y el relacionarnos por necesidad supongo, no por libertad, no sé pero el hecho es que nos relacionamos que es lo importante, un abrazo.
Me kedo con "y surge la solidaridad, el invitarte a cualquier plan con tal de que no estés solo"... recuerdo lo que me decía Gustavo Zerbino, superviviente de la cordillera de Los Andes en 1972: "El hombre cuando está bien empieza a causar mal; y, sin embargo, cuando todo está mal el hombre se alinea para protegerse y ayudarse". Suele suceder en las relaciones entre socios de empresa. Cuando se empieza y no se gana un duro, todo son ánimos y esfuerzos; cuando se empieza a ganar dinero, la batalla está servida... ¡qué paradojas!... y qué grande es viajar... Hay que ir preparando el RTW (Round The World)... estoy en ello. abrazos. paco.
Bueno para el resto de los dos lectores qwue tengo quisiera explicar que esa iniciativa que tiene Paco es que vivamos viajando durante dos años por el mundo. Calculó que nos bastaría con 80.000 euros y en ésas estamos.
Querido Paco, gracias por tu participación, es todo un estímulo que me leas teniendo un blog tan bueno como el que tienes.
Respecto a lo que comenta Zerbino no estoy de acuerdo. Hace ya muchos años que nos va muy bien y siempre ofreces lo mejor de ti, gracias, un abrazo¡¡
Siempre que he salido al extranjero me he visto más desenvuelta que en mi país. Las dificultades nos hacen crecernos, nos enseñan a madurar, a valorar lo que damos por supuesto y seguro… son experiencias únicas y especiales, pero también en esas situaciones hay que tener cuidado. No es oro todo lo que reluce… Pero estoy contigo, todos deberíamos vivir una temporada fuera… aunque luego volvamos a nuestra querida España [ojo, que nos queda pendiente Italia ;-)].
Querida Marina,
Te lo he dicho varias veces y lo repito ahora, ante la adversidad eres un ejemplo, enhorabuena y ya sabes que lo que no mata engorda¡¡¡.
Efectivamente, antes de volver a nuestra querida España, tengo el sueño de vivir en Italia, si lo consigo bien y si no siempre tendré posibilidad de luchar por ello. Si lo consigo por allí te espero que ya sé que adoras Italia. Gracias por participar¡¡¡, un beso.
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