
Si me llegan a decir que vería Sicilia, la tarde que abriera mi ordenador en Londres y me bañaría en las playas de Canarias antes de ir a Groenlandia, no me lo creería.
Qué pronto nos acostumbramos a las muchas cosas buenas que tenemos. Qué poco valor le damos a cosas inexplicables o que no tenemos ni idea de cómo funcionan solo porque las tenemos al alcance de la mano. Con el programa Google Earth, a pesar de que esto se pueda convertir en un anuncio publicitario, se pueden hacer todas esas cosas y muchas más. Ofrece la posibilidad de conocer el mundo a través de fotografías, calcula distancias, lo que corras en tu barrio o lo que vueles de uno a otro continente, el mundo cada vez más cerca y más pequeño. Google Earth también es solidario, ofreciendo información sobre los problemas que presenta este maravilloso planeta.
El último avance, el hacernos conscientes de lo insignificantes que somos, perdidos, que no solos, en un universo conmovedor. Ahora, con Google Earth, el último destino son las estrellas, el universo entero en tu pantalla. Espero seguir sorprendiéndome y disfrutando muchos años con los sueños que nos ofrece el progreso.
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